El Banco Central Europeo se lo sigue pensando. Ha optado por mantener los tipos de interés en el 0,25% (su mínimo histórico desde noviembre) y la tasa de depósitos para los bancos en el 0%.Tampoco adoptará ninguna de las otras medidas a su alcance para luchar contra la baja inflación.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, subrayó este jueves la unanimidad existente en el seno del Consejo de Gobierno de la institución para actuar si fuera necesario, incluso mediante la adopción de medidas no convencionales dentro del mandato de la entidad.
«El Consejo de Gobierno es unánime en su compromiso de utilizar también herramientas no convencionales dentro de su mandato para afrontar un periodo prolongado de baja inflación», dijo Draghi.
No obstante, el presidente del BCE expresó su confianza en que la tasa de inflación armonizada de la zona euro repunte en abril por el efecto de las festividades de Semana Santa, aunque prevé que se mantenga a un bajo nivel el resto del año para incrementarse de forma gradual en 2015
Y es que no son pocos los retos a los que se enfrenta todavía la eurozona:
1- La baja inflación o la amenaza de deflación. La deflación, es un descenso sostenido y prolongado en el tiempo de los precios. Sin embargo, para que las bajadas del IPC se consideren deflación, “necesitamos que sea una tendencia. Debe tratarse realmente de una caída y que en general, todos los artículos se comporten en negativo”, explica Miguel Ángel Bernal, economista y profesor del IEB.
No estamos en una situación técnica de deflación, pero la baja inflación se ha convertido en el principal escollo de la reactivación económica. La inflación de la zona euro se situó en marzo en el 0,5% frente a una previsión del 0,6%. Hace ya seis meses que se encuentra por debajo de una tasa del 1% y el mandato del BCE es mantenerla por debajo del 2%, pero en niveles cercanos. De momento, las previsiones del BCE son que la inflación se mantenga en el 1,7% en 2016.
Con respecto a España en marzo tuvimos una tasa negativa del 0,2%. Un descanso todavía más pronunciado que nuestros socios de la eurozona. El ministro de Economía Luis de Guindos, ha admitido que puede plantear “dificultades” por nuestro alto nivel de endeudamiento. Y es que la baja inflación desincentiva el consumo (no se compra porque se piensa que al día siguiente), y aumenta la deuda del país (porque la inflación tiene un efecto de reducción de intereses).
2-El euro alto. El euro sigue bordeando los 1,40 dólares (1,37). Desde octubre, en Bruselas, es un tema de discusión frecuente. La fortaleza de la divisa europea podría perjudicar las exportaciones. Los expertos se plantean en qué medida un euro disparado puede frenar o perjudicar la tímida recuperación de la eurozona, independientemente de cómo afecte a la ‘locomotora alemana’. No existe un consenso. Mientras que analistas de BNP sitúan en 1,32 dólares-euro, el límite a partir del cual, la eurozona perderá competitividad; en Deutsche Bank lo hacen en 1,37.
El Deutsche Bank apuntaba a principios de año a que la apreciación del euro si podría ser un motivo para que el Banco Central Europeo (BCE) retrasara el retorno a la ‘normalidad’ de su política monetaria.
Con todo, algunos países podrían salir más perjudicados que otros. Para Deutsche Bank existe un ‘umbral de dolor’, una frontera a partir de la cual el alza de la moneda única europea puede hacer daño a la economía de un país. Según sus cálculos, Alemania y España serían mucho más resistentes a ese repunte que Francia o Italia. Así. Alemania aguantaría bien hasta llegar a 1,94 dólares-euro y España hasta los 1,90 dólares-euros. Frente a esa cifra, Francia comenzaría a restar puntos de competitividad con una cotización de 1,24 dólares-euro; e Italia, ya en 1,17 dólares-euro. “El nivel del tipo de cambio no parece jugar ningún papel en la percepción de los exportadores sobre su posición competitiva en Alemania y España”, concluyen.
3-La falta de crédito a empresas y particulares. El crédito sigue sin fluir en los países de la periferia del euro. Lo han reconocido todas las autoridades. En España hay indicios de un cambio de tendencia pero la pregunta es si será suficiente, especialmente si tenemos en cuenta que la morosidad se mantiene en niveles récord, cerca del 14%. Los expertos coinciden, no habrá préstamos hasta que la mora no baje.
4-Un crecimiento débil y el paro en máximos. La eurozona creció un 0,2% a finales de 2013, una cifra menor de lo esperado. Para 2014, la zona euro y España, según las previsiones, crecerán. En concreto, el Banco de España espera un crecimiento del 1% para la eurozona, mientras que para España será del 1,2%. Las cifras son positivas, pero la gran pregunta, todavía en el aire, es si será suficiente para consolidar la recuperación y rebajar un paro en niveles récord. La economía de la eurozona tiene una tasa de desempleo del 11,9% según los datos de febrero de Eurostat, y España, todavía se encuentra en el 25,6%.
LOS QUE YA HAN PEDIDO UNA ACTUACIÓN DEL BCE
La última en pedir una actuación del BCE fue la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ayer. Existe el riesgo emergente de lo que yo llamo »bajaflación» (»low-flation») particularmente en la eurozona», señaló Lagarde en un discurso pronunciado en la Escuela de Estudios Avanzados Internacionales de Washington (SIAS)
Es decir, se trata de una amenaza clara a la recuperación económica de la eurozona. La sombra de la ‘deflación’ (una bajada sostenida y prolongada de los precios), es tal que desde el Bundesbank, el Banco Central Alemán, han abierto la puerta a la introducción de estímulos no convencionales desde el BCE. Es decir, el frente tr5adicionalmente reacio, ha cambiado de posición.
Desde España, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se ha mostrado convencido que el BCE actuará. El martes, Guindos reconocía que la baja inflación plantea “dificultades” para España por su alto nivel de endeudamiento (la inflación ejerce un efecto reductor de la deuda).
«Estoy convencido de que el Banco Central Europeo va a actuar», dijo Guindos a su llegada el martes a la reunión del Eurogrupo. «Yo no veo un problema de deflación en Europa, yo veo un problema de una inflación muy muy reducida, claramente por debajo del 2%», ha explicado. De hecho, en marzo la inflación en la eurozona se situó en el 0,5% y en España registró una tasa negativa del 0,2%.