El euro en 1,38 dólares, un máximo de hace dos años, podría perjudicar a un país como España que basa su recuperación económica en las exportaciones. “Es negativo porque comprarán más caro nuestros productos”, señala Iván San Félix, de Renta4. Sin embargo, pone el acento en la incidencia que tendría sobre las empresas con “exposición en el extranjero, porque convierten las ventas en dólares a euros”.
Así, el problema de las exportaciones podría ser un tema menor porque la mayor área compradora de productos españoles es precisamente la zona euro. En los seis primeros meses del año representaron un 48,6% de nuestras ventas en el exterior, casi la mitad.
El propio Secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, no cree que el impacto sea relevante aunque reconoce que el dólar bajo, impulsará las importaciones frente a las exportaciones.
Y eso, con empresas que buscan abrir nuevos mercados y dejar de depender de la eurozona. Así, nuestras ventas en Asia se han incrementado un 18%, en África un 17,8%, América un 6,2%, América Latina un 9,4% y Oceanía un 36,3%.
Como Alemania, “en España ya exportamos con valor añadido: moda, tecnología o servicios de consultoría, eso hace que el impacto del repunte del euro sea menos importante”, explica el profesor del IESE José Ramón Pin. “No es tan sencillo calcular si la subida es buena o mala”, asegura.
Para Deutsche Bank existe un ‘umbral de dolor’, una frontera a partir de la cual el alza de la moneda única europea puede hacer daño a la economía de un país. Según sus cálculos, Alemania y España serían mucho más resistentes a ese repunte que Francia o Italia. Así. Alemania aguantaría bien hasta llegar a 1,94 dólares-euro y España hasta los 1,90 dólares-euros. Frente a esa cifra, Francia comenzaría a restar puntos de competitividad con una cotización de 1,24 dólares-euro; e Italia, ya en 1,17 dólares-euro. “El nivel del tipo de cambio no parece jugar ningún papel en la percepción de los exportadores sobre su posición competitiva en Alemania y España”, concluyen.
“El único problema puede ser nuestra deuda pública. Al estar en euros, necesitamos más dólares de venta en el exterior para poder pagar”, aclara Pin. Es decir, nuestra deuda saldría más cara.