La bolsa española no ha sido capaz de mantener la racha alcista. Ha saldado la semana en números rojos, tras haber firmado siete consecutivas de repuntes.
En concreto, el Ibex se ha dejado un 1,86% a lo largo de estas cinco sesiones, hasta quedarse en los 9.815,5 puntos… Lejos de los 10.001 enteros en los que logró acabar el viernes pasado, marcando así máximos desde julio de 2011.
Este resultado a la baja en el mercado de valores ha estado acompañado por la tranquilidad en el de deuda, donde la prima de riesgo se ha mantenido estable alrededor de los 240 puntos básicos, mientras el interés del bono a diez años parece haberse consolidado por debajo del 4,2%.
Los analistas ya avisaban de que el selectivo necesitaba descansar y consolidar las subidas verticales que había conseguido en este rally que empezó en el mes de junio.
«Desde entonces, ha lanzado la cotización del selectivo un 30% (cifra tres veces superior a la subida de Wall Street desde esa fecha, y dos veces superior a la protagonizada por la media de la renta variable europea), no presenta grandes síntoma de agotamiento, más allá de cierta amenaza de corrección técnica (lo que resultaría hasta conveniente)», aseguraban desde IG a principios de semana.
Pues bien, la corrección ha llegado y ha tenido como principal lastre al sector financiero. ¿El movito? El Banco Central Europeo ya ha desvelado cuáles van a ser los criterios del próximo examen a la banca de la eurozona.
La institución presidida por Mario Draghi exigirá un ratio de solvencia del 8% para aprobar a las entidades y tendrá muy en cuenta la exposición a la deuda soberana. Unos requisitos que no parecen haber gustado a los inversores.
Por otro lado, Banco Santander ha sufrido varias revisiones a la baja por parte de los analistas apenas horas después de anunciar que ha ganado entre en los nueve primeros meses del año más que en todo 2012.