España se recupera lentamente de la crisis y lo hace en un contexto mundial de cambio. En su boletín económico de marzo, el Banco de España, además de reflejar sus previsiones macroeconómicas para 2014 y 2015, dedica un capítulo a las perspectivas y riesgos de la economía mundial.
La institución que dirige Luis María Linde, adelanta “un cambio de papeles entre economías avanzadas y emergentes”. Se consolidaría la recuperación de las avanzadas, con Estados Unidos como punta de lanza; mientras que las emergentes se verían sometidas a mayores turbulencias.
La economía mundial, registraría un crecimiento en torno al 3,5%. Para el Banco de España, “en las economías avanzadas cabe anticipar que la ganancia de tracción será generalizada, en un entorno en el que el tono de la política monetaria continuará siendo previsiblemente acomodaticio y el menor ritmo de la consolidación de las cuentas públicas propiciará un tono menos contractivo de la política fiscal”, apunta.
No obstante, también advierte, que las tensiones en los mercados y la publicación de algunos datos macroeconómicos adversos en el inicio de 2014, pueden poner en cuestión la recuperación tanto en los países desarrollados como en los emergentes.
En concreto, la entidad vaticina que las economías avanzadas crecerán por encima del 2 % en 2014, frente al 1,3 % de 2013, en tanto que augura que las regiones emergentes registrarán un incremento medio de alrededor del 5 %, en línea con el 4,7 % del año anterior.
Por países sólo señala que Estados Unidos y Reino Unido crecerán alrededor del 3 % en 2014, y que los de la zona del euro avanzarán en conjunto el 1 %, en tanto que para China augura incrementos anuales superiores al 7,5 % en los próximos años.
Según el Banco de España, la política monetaria «acomodaticia» y el menor ritmo de consolidación fiscal en las economías avanzadas permite anticipar que la «ganancia de tracción será generalizada».
En este contexto, añade, se espera que prosiga la mejoría de los mercados laborales y la recuperación de los flujos comerciales, que en 2013 ha sido bajo (creció un 2,9%)
También, señala los principales riesgos para los países desarrollados:
–La persistencia de bajas tasas de inflación.
-El endeudamiento público.
-El aumento del desempleo de larga duración.
-El mayor peso de actividades con menor productividad.
-El aumento de la desigualdad.
En el caso de los emergentes, cree que la demanda externa cobrará importancia por la mejoría de las economías avanzadas, pero alerta de que «los mercados financieros son ahora más sensibles a la situación de las economías emergentes, de modo que el endurecimiento de las condiciones financieras puede venir acompañado de episodios de volatilidad». Las turbulencias no han terminado.