Para llegar al amor de pareja que celebramos en San Valentín fue necesario que otras personas nos enseñaran a amar: los padres, los hermanos, los abuelos…
Vistas así las cosas, ¡qué gozada! Primero, porque llevamos mucho cariño acumulado en el corazón y en las mejillas. Y segundo, porque no estamos solos en nuestro amor de pareja: en los gozos y en las penas, contamos con la experiencia y el apoyo de quienes van abriendo brecha en nuestra familia.
Una selección de artículos de los últimos años nos permite hacer memoria del amor recibido y acompañado a través de los años.
Amor de madre
- Asomarse a los ojos de las madres. Existe un vínculo especial que une a una madre y a sus hijos en cualquier parte del mundo.
- Las cosas que los padres nunca olvidan. Los padres son los guardianes de las primeras experiencias de sus hijos.
Amor de padre
- Papá, cuéntame otra vez. Gracias a los relatos familiares, los hijos establecen su identidad y refuerzan la idea de que son fruto del amor de sus padres.
- El nuevo macho. La mayor implicación de los padres en la crianza de los hijos es un signo positivo de la nueva masculinidad.
Amor de hermanos
- Hermanos que se cubren las espaldas. Las cosas marchan en el combate de la vida si los hermanos se mantienen unidos.
- Hey Brother. Como en la canción de Avicii, la historia de Alex y Bob Shearer nos recuerda que los hermanos están ahí, aunque la vida dé muchas vueltas.
Amor de abuelos
- Palabras duraderas y estables. La nieta habla sin parar. Y el abuelo escucha. El amor esencial siempre retiene las palabras esenciales.
- Enredadores natos. A veces, despistados; otras, olvidadizos. Los abuelos siempre consiguen derretirnos con su encanto.