El año 2012 fue un año desastroso en cuanto a los incendios. Muchas partes de España ardieron en llamas sin compasión, y la mayoría de los siniestros fueron provocados por personas o acciones humanas. El objetivo es que este verano no se repita la dramática situación que vivieron bosques y poblaciones evacuadas. Así lo explica el infome »Bosques vulnerables a grandes incendios» de la organización ecológica WWF y con la colaboración de la fundación AXA.
En realidad, el número de incendios fue menor al de otros años, pero el problema fue que aumentaron los de mayor gravedad, llamados Grandes Incendios Forestales (GIF). Es decír, hay menos pero son más letales que hace unos años. Se registraron 15.902 incendios, lo que supone una reducción de un 20% respecto a la media del periodo 1992-2001 (casi 19.000) y una reducción del 15% respecto a la media del periodo 2002-2011 (16.8000 al año). En cambio, hubo un incremento de su número respecto a las dos décadas anteriores,
La superficie afectada aumentó en un 45% respecto al periodo 1992-2001 y en un 83% respecto al periodo 1992-2001. Además, la superficie media quemada pasó de ser de casi 1.600 en la pasada década a algo más de 3.500 en 2012, incrementó en casi un 60%, que pasó de un 39% a un 64%.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) calificó el 2012 como un año de carácter cálido y seco para el conjunto de la geografía española. Las escasas precipitaciones en verano y las altas temperaturas, con grandes olas de calor, propiciaron una situación de máximo riesgo de incendio en numerosas regiones.
Pero no solo las condiciones climatológicas son culpables de este tipo de siniestros, sino que la mano del hombre está detrás del 96% de los mismos. Y a ello se le suma la alta vulnerabilidad de las masas forestales, que facilitan la propagación del fuego y aumenta el tamaño y la intensidad del incendio.
Hay que recuperar el plan 42
Otro problema que se suma a que se produzcan incendios, es que no hay planes de prevención demasiado efectivos. En España existen precedentes de interesantes programas de intervención social diseñados para reducir el número de incendios en una comarca determinada.
Un ejemplo de ello es el »Plan 42», impulsado por la Junta de Castilla y León. Esta iniciativa pretendía generar un cambio de hábitos en el uso del fuego como instrumento agroganadero y promover una cultura forestal que permita diversificar y mejorar los usos y aprovechamientos de los bosques. Este programa se dividía entres fases: prevención activa (para evitar que los incendios se inicien), de prevención indirectas (facilitar la extinción y reducir los daños del incendio) y de implantación y seguimiento.
Este plan ha resultado ser una eficaz herramienta para evitar incendios, que aunque requiere esfuerzos, ha demostrado que funciona. Sin embargo, a pesar de su éxito, el »Plan 42» ha sido paralizado debido a los recortes presupuestarios. WWF considera que es una medida anticrisis incoherente y que deberían existir más planes como este en España para que se reduzcan los incendios forestales cada verano.
Las altas temperaturas y un suelo seco favorecen los incendios
Este verano de 2013 se prevé que las temperaturas sean un poco más suaves que otros años, lo que favorecería la reducción de incendios. Después de la primavera tan lluviosa y fría que ha vivido España, el suelo todavía está relativamente húmedo. Esto ayuda a que los incendios disminuyan o se eviten.
El director de »Sirimiri Consulting», Eduardo Román, asegura que hay dos «influencias contradictorias». Por un lado, «el suelo está húmedo todavía» lo que favorece a la prevención de siniestros, pero «las altas temperaturas que vienen en los próximos días aumentan las posibilidades de incendio».
Explica que todavía no se sabe muy bien cómo va a ser el verano. La pasada semana la Aemet en una rueda de prensa destacó que este verano sería más suaves que otro anteriores, aunque «las predicciones después de primaveras como las que ha vivido España no son muy fiables según algunos estudios», apunta Román.
«Hay estudios que hablan de que las primaveras que son secas y calurosas vienen seguidas de veranos calurosos y secos. Pero cuando se producen primaveras lluviosas y frías, no se sabe cómo sera la estación estival, puede ser de una u otra manera, no se puede decir nada sobre el verano».
El cambio climático aumentará la temporada de incedios
El miedo y la preocupación comienza a aparecer. Las predicciones del cambio climático que se puede producir en los próximos años asustan a muchos. Los modelos climáticos, según los distintos escenarios de emisión, indican un aumento de las temperaturas que puede alcanzar los 4ºC en invierno y los 6ºC en verano para finales de este siglo.
Las precipitaciones serán también cada vez menores, y los fenómenos meteorológicos extremos como huracanes o tormentas tropicales, verán incrementadas su frecuencia e intensidad.
Aumentarán los periodos de fuertes sequías y olas de calor y en vez de que se den eventos de sequía extremos cada 100 años como hasta ahora, se sucederán cada 50 o 10 años.
Así, también se incrementará la temporada de incendios. Si el aumento de temperatura global supera los 2ºC, los días de riesgo de incendio en la Península Ibérica se incrementarán hasta en seis semanas al año.