No es que España no dedique esfuerzos a la restauración de los bosques que han sufrido incendios, sino que lo hace de manera inadecuada. La coordinadora de restauración forestal del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), Diana Colomina, ha explicado a Teinteresa.es cuáles son los objetivos de su ONG en materia de prevención de incendios y posterior restauración.
Después de la presentación del informe Los bosques después del fuego, que ha tenido lugar este miércoles, Colomina ha explicado que la finalidad de presentar este informe es, principalmente, dar a conocer la labor y la necesidad de los procesos de restauración en bosques que han sufrido incendios. “Se habla mucho de extinción, un poco menos de prevención pero no se menciona nunca la reforestación”, lamenta Colomina, que insiste en que es la única manera de hacer que los bosques sean más resistentes a futuros incendios.
Esta misma semana se ha presentado la campaña contra incendios de 2014, con un presupuesto para prevención y extinción similar al de 2013… ¿Pero qué ocurre con el de restauración? Colomina ha denunciado cómo el Gobierno se olvida de esta importante parte del mantenimiento de los bosques y asegura que “ni en 2010 ni en 2011 se destinó un solo euro a la restauración”.
No obstante, después de la oleada de incendios de 2012, que lo convirtió en el año más dramático de la última década, la partida presupuestaria para recuperación alcanzó los 16 millones de euros, casi el doble de lo que se suele destinar anualmente, si se destina.
Si quisiéramos saber cuál de las comunidades autónomas ha tenido más éxito en restaurar terreno forestal, Colomina lamenta que no podamos hacerlo, debido, principalmente, a “la escasa información”. “Hemos pedido a las CCAA datos acerca de esto, pero no pudimos acceder a ningún tipo de información”. Así, es muy difícil evaluar hasta dónde han llegado los daños y si existen terrenos que se hayan recuperado.
Este es el principal problema de España en materia de incendios, que no existe una política estricta en materia de recuperación forestal. No obstante, uno de los logros sí ha sido el de las repoblaciones: España ha actuado sobre más de dos millones de hectáreas entre 1992 y 2013. Pero frente a este dato se encuentran otros dos más negativos. Por un lado, “los nuevos bosques suponen material idóneo para alimentar los incendios del futuro” y, por el otro, en este mismo período se han quemado 2,7 millones de hectáreas. “Está claro que el fuego va más rápido que la recuperación”, asegura.
La reforma de la Ley de Montes no bastará
En este sentido, Colomina insta a las administraciones a seguir algunas de sus recomendaciones, como la de modificación de los modelos forestales. En esta línea se expresó la ministra de Agricultura esta semana en referencia a la reforma de la Ley de Montes, que prevé medidas en este sentido. No obstante, Colomina asegura que “esta reforma no resuelve el problema de raíz”. “Tiene algunas medidas buenas, como el impulso de medidas, como el asociacionismo para gestionar territorios privados, pero tiene que impulsar políticas a gran escala”, y no lo hace.
Además, esta reforma prevé “la eliminación del órgano de participación pública” que fomenta la coordinación entre las comunidades autónomas y el Gobierno central, algo que es claramente perjudicial para la gestión de incendios.
Asimismo, Colomina advierte de que no sólo hay que centrarse en la restauración, sino también en el seguimiento y evaluación de las estrategias que se han llevado a cabo para valorar su eficacia.
Estados Unidos nos lleva 40 años de ventaja
La coordinadora de WWF ha insistido en la necesidad de impulsar políticas a gran escala y, entre ellas, la creación de grupos multidisciplinares en los que colaboren investigadores y técnicos que estudien los proyectos de restauración forestal. Aunque en España se ha conseguido llevar a cabo algún proyecto con este modelo, quien va a la cabeza en este sentido es Estados Unidos.
“Siempre van por delante”, asegura. “En Estados Unidos tienen equipos multidisciplinares de técnicos y científicos que evalúan este tipo de proyectos”, explica, en referencia a las Brigadas de Identificación Rápida de Daños, creada en el país en la década de los setenta. Más de 40 años de ventaja. Estas brigadas, además, están trabajando todo el año y no son equipos que se formen ad hoc para casos concretos.
Un gasto insignificante a corto plazo, una gran inversión a largo
A propósito del caso de Estados Unidos, Colomina ha explicado que en España tenemos alguno similar. En concreto, se refiere a la estrategia que lanzó el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) en colaboración con el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo: un protocolo de evaluación y gestión de montes quemados en el que los equipos multidisciplinares evalúan el impacto ecológico de los incendios, logran identificar las zonas vulnerables y establecen recomendaciones de actuación a corto y largo plazo.
Este protocolo fue el que se siguió en el grave incendio de Cortes de Pallàs y Andilla, en la Comunitat Valenciana en 2012, un fuego que arrasó más de 50.000 hectáreas de terreno arbolado. Esta estrategia costó a las arcas públicas 30.000 euros, una cantidad insignificante si se tiene en cuenta que los proyectos de restauración tienen un coste de cerca de 3.000 euros por cada hectárea quemada.