Todos ellos menores de 35 años, estos jovenes españoles han conseguido seducir al mismísimo MIT. Son los diez premiados por el prestigioso instituto americano, referencia mundial en el desarrollo de nuevas tecnologías. Entre ellos hay ingenieros, biólogos, lingüistas… son los más destacados en sus campos, y, a pesar de su juventud, están fabricando con sus propias manos el día de mañana: sus avances son, y serán, las herramientas que mejorarán nuestras vidas en el futuro más próximo.
Alberto Acedo: cómo detectar el cáncer
Su test basado en ultrasecuenciación de ADN detecta mutaciones en genes relacionados con cánceres hereditarios. Acedo ha desarrollado el HC-Gen Test, una prueba genética que no analiza todo el genoma pero sí las regiones que contienen información para producir proteínas de varias decenas de genes, y no sólo uno o dos genes o un grupo de mutaciones ya conocidas. «El resultado permite comparar con el genoma de referencia y establecer si en el paciente existe alguna variante de ADN rara, diferente a la referencia o no descrita previamente que pueda relacionarse con la recurrencia del cáncer en una familia«, explica Acedo.
La empresa AC-Gen Reading Life, cofundada por Acedo, es un centro de diagnóstico genético autorizado por la Consejería de Sanidad de Castilla y León (España). Desde 2013 más de 40 pacientes se han sometido al HC-Gen Test. En algunos casos ha permitido detectar con una precisión imposible de igualar por métodos convencionales la predisposición a padecer, por ejemplo, cáncer de colon en miembros de una familia. Gracias a ello estas personas han podido optar a medidas preventivas y someterse a revisiones frecuentes.
Héctor Gómez: predecir cómo evolucionará el cáncer con matemáticas
Crea métodos computacionales capaces de predecir cómo evolucionará el cáncer de próstata en cada paciente. Un paciente puede llegar a convivir durante 30 años con un cáncer de próstata sin que afecte apenas a su calidad de vida. En otros casos, sin embargo, tras una detección temprana, el tumor progresa rápido y genera metástasis. ¿Cómo saber de antemano cuál será la evolución de la patología en cada caso? Esa es la pregunta que el joven investigador Héctor Gómez está tratando de responder con ayuda de la informática y las matemáticas.
Para abordar este problema, este joven está desarrollando una serie de teorías matemáticas y modelos computacionales con los que predecir la evolución del cáncer en cada paciente y ayudar al médico a mejorar sus recomendaciones.
En el caso del sistema de Gómez, la recomendación está basada en sus modelos matemáticos que están «alimentados» por una mayor cantidad de datos y de mejor calidad y cuyo perfeccionamiento está guiado por técnicas de aprendizaje de máquinas.
Luz Rello: la tecnología, a favor de la dislexia
Sus herramientas informáticas mejoran la lectura y escritura de las personas con dislexia, una dificultad de aprendizaje de origen neurológico que afecta aproximadamente a un 10% de la población. Está estrechamente relacionada con el fracaso escolar, ya que los niños con dislexia, pese a tener un coeficiente intelectual normal, presentan diferentes grados de discapacidad para leer, comprender lo que leen y escribir correctamente. Para que estas personas mejoren su rendimiento, Luz Rello, licenciada en Lingüística por la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Ciencias de la Computación por la Universidad Pompeu Fabra, se ha propuesto sacar partido a las herramientas digitales que permiten modificar el contenido y la forma de los textos.
Si durante años eran las personas con dislexia las que tenían que esforzarse por adaptarse a los textos, Rello quiere que ahora sean los textos los que se adapten a ellas. Por eso, esta joven de 29 años ha utilizado técnicas de interacción persona-ordenador para encontrar los parámetros que hacen que la rapidez y comprensión lectora de las personas con dislexia mejore ante determinado texto. Concretamente, han utilizado un sistema de eye-tracking para grabar la mirada de personas con dislexia mientras leen textos con diferentes características.
Samuel Sánchez: nanorobots para entrar en células cancerígenas
Nano y microrrobots tubulares. Palabras que hasta ahora podrían sonar sólo a ciencia ficción, ahora son realidad gracias a este joven, Samuel Sánchez. Su tecnología podría transportar espermatozoides, descontaminar el agua y entrar en células cancerígenas, abriendo mil puertas a la medicina.
Al estilo del submarino Proteus en la novela Viaje Alucinante de Isaac Asimov, los pequeños robots de Sánchez son dispositivos capaces de convertir energía en movimiento de forma autónoma y de reaccionar ante estímulos externos, como luz ultravioleta, campos magnéticos o diferencias en la composición y la temperatura del medio. Su pequeño tamaño y versatilidad los convierte en herramientas útiles para transportar fármacos, analizar fluidos y degradar contaminantes.
Sergio Álvarez: contar las historias detrás de los datos
Sus herramientas de visualización de código abierto cuentan las historias que esconden los grandes volúmenes de datos. Gracias al avance de la tecnología, la cantidad de datos recogidos de cualquier ámbito es cada vez mayor. Pero exprimirlos y extraer claves que ayuden a ciudadanos e instituciones a informarse y tomar decisiones es una tarea compleja. Para ello hacen falta herramientas como las que ha creado el joven Sergio Álvarez, ingeniero técnico en Informática de Gestión de por la Universidad Rey Juan Carlos (España) y fundador en 2008 de Vizzuality.
La tecnología que desarrolla esta start-up ayuda a comunicar las historias que subyacen bajo grandes volúmenes de información, especialmente de datos georreferenciados, es decir, de los que se conoce su latitud y longitud y pueden ubicarse sobre un mapa. Álvarez y su equipo han incorporado también al análisis de big data el concepto de crowdsourcing, es decir, aprovechan aportaciones de usuarios distribuidos por todo el mundo para analizar la información más rápido.
Belén Masiá: detectar las discapacidades visuales
Combina investigación en percepción humana y técnicas computacionales para detectar y paliar discapacidades visuales. Un buen caricaturista es capaz de reproducir la cara de un personaje con sólo cuatro trazos. A partir de ese mínimo de información, el cerebro del observador hará el resto y reconocerá a un sujeto a partir de una imagen en la que solo hay cuatro líneas.
Esa lógica que permite reconstruir un rostro a partir de muy poca información, pero muy relevante, es un ejemplo de compressive sensing, una técnica de procesado de señales en la que trabaja Belén Masiá. Esta joven doctora en Ingeniería Informática pretende aplicar esa idea de reducir la señal visual a su dimensión mínima imprescindible a la mejora de dispositivos de ayuda a personas con problemas de visión.
Judit Cubedo: detección precoz de infartos
Ha creado un kit para identificar una proteína marcadora con el que diagnosticar el infarto en fases más tempranas. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte de hombres y mujeres en todo el mundo. Se gestan durante años de forma silenciosa, con el progresivo depósito de grasas en las paredes de las arterias. Finalmente, en el caso de la más conocida, el infarto agudo de miocardio, un coágulo se desprende de esa pared, circula por el cuerpo y obtura una arteria coronaria. Según Judit Cubedo, una joven investigadora que está trabajando en un nuevo enfoque para diagnosticar precozmente del infarto, lo ideal sería «detectar el daño en el tejido causado por la isquemia, antes de que se dé la necrosis».
En esta línea, Cubedo, que actualmente trabaja en el Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC, España), ha identificado un nuevo marcador de la fase temprana del inicio del dolor, antes de que se haya dado una necrosis irreversible. Se trata de la proteína APO J glicosilada cuyos niveles disminuyen durante las primeras fases de la isquemia. La hipótesis de Cubedo es que mediante la observación del cambio en los niveles de la APO J glicosilada es posible detectar que se ha producido isquemia y sospechar puede haber un infarto en marcha.
Paulo Rodrigues: mapas 3D del cerebro
Ha creado un software de análisis en la nube que convierte neuroimágenes en mapas 3D del cerebro manipulables en tiempo real. La empresa Mint Labs, liderada por el joven Paulo Rodrigues, espera contribuir con su tecnología de análisis de datos a abordar el reto médico, social y asistencial que suponen las enfermedades del cerebro.
Rodrigues, ingeniero informático por la Universidad del Miño (Portugal) y doctorado por la Universidad Técnica de Eindhoven (Países Bajos) lleva ocho años trabajando en el campo de la visualización y el procesamiento de imágenes médicas. Como resultado, ha desarrollado un software de procesamiento de imágenes de resonancia magnética del cerebro que, gracias a su sencillez de uso y precisión, podría ayudar a los médicos a automatizar, acortar y mejorar el proceso de diagnóstico de enfermedades cerebrales. Las visualizaciones 3D que su sistema construye permitirían mejorar la planificación de las intervenciones quirúrgicas.
Por ejemplo, informa exactamente de por dónde es mejor acceder al cerebro para implantar un electrodo o extirpar un tumor. También recoge, procesa y almacena grandes cantidades de datos sobre morfología y activación del cerebro, algo que, en el futuro, podría facilitar el seguimiento de patologías como la enfermedad de Alzheimer, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la esquizofrenia y la epilepsia, y monitorizar la eficacia de sus tratamientos.
Sandra Cifuentes: materiales bioactivos para implantes óseos
Obtener un material que una los fragmentos de un hueso fracturado, induzca la regeneración del tejido óseo sobre él y desaparezca una vez haya concluido su función es todavía un reto vigente para los científicos de materiales e ingenieros biomédicos. Una de estas investigadoras, la joven ingeniera química Sandra Cifuentes, trabaja desde 2010 en un nuevo material biocompatible, reabsorbible y bioactivo que podría suponer un gran avance en el campo de la cirugía ortopédica.
Desde su laboratorio en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (CENIM-CSIC) y con apoyo del Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros, ambos en España, Cifuentes está liderando la creación de un nuevo material compuesto que supera estas dificultades. Su propuesta, publicada en 2012 en la revista Material Letters, consiste en crear implantes reabsorbible s formados por una matriz de un polímero biodegradable -ácido poliláctico- a la que se añaden partículas de magnesio y de aleaciones de magnesio con otros metales biocompatibles. Estas partículas se encuentran distribuidas de manera uniforme por la matriz. La gran ventaja de estos materiales es que, al encapsular el magnesio en la matriz, ésta actúa como barrera protectora y controla la velocidad de degradación de este elemento en el organismo.
Víctor Vilarrasa: ¿cómo almacenar CO2 bajo tierra?
En un mundo donde hasta el 80% de la energía consumida procede de combustibles fósiles, estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósferaa niveles que no alteren el clima de forma irreversible se ha convertido en una necesidad inmediata. Según la mayoría de los escenarios previstos por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, el petróleo, el carbón y el gas natural seguirán dominando el suministro de energía, al menos, hasta mediados de siglo.
La captura y almacenamiento de CO2 puede ayudar a reducir sus emisiones, y es en ello en lo que trabaja el joven Víctor Vilarrasa, doctor ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Cataluña (España) y estudiante posdoctoral del Lawrence Berkeley National Laboratory (EEUU). Por eso ha diseñado unas herramientas numéricas con las que modeliza
r y optimizar el proceso de inyección del gas en acuíferos salinos en el subsuelo a más de 800 metros de profundidad. Una vez ahí, varios mecanismos de retención físicos y geoquímicos evitan que vuelva a la superficie. El objetivo de Vilarrasa es determinar mediante ecuaciones y modelización por ordenador los rangos de temperatura y presión a los que el dióxido de carbono debe ser inyectado para almacenarlo de forma permanente con el menor gasto energético posible en cada caso.