Maria Victoria había hipotecado su casa donde vivía con su madre enferma para poder pagar la deuda del estanco, que regentaba y que finalmente tuvo que cerrar por problemas económicos. Esta mañana, sobre las nueve y media, llamó desde su balcón al portero del bloque para pedirle que recogiera una carta que iba a lanzarle desde la terraza. Instantes después, se subió a una escalera y se arrojó al vacío. Los vecinos se preguntan si ese sobre ocultaba la orden de desahucio.
El suicidio de María Victoria en Málaga es el tercero en dos meses por el drama de los desahucios hipotecarios. Esta malagueña de 56 años había recibido la orden de desalojo hace unos días, según cuentan los vecinos. Desde hace más de tres décadas vivía con su madre en el número 2 de la calle Río Guadiana, en la barriada de los Corazones.
La mujer residía con su madre, de 96 años y enferma de alzheimer. Según los vecinos, la anciana no podía moverse de la cama y su hija la cuidaba con la ayuda de otra vecina.
«Estaba fatal, muy deprimida por los problemas de la casa. Han arruinado la vida a esta familia», exclama emocionada una vecina del bloque contiguo. María Victoria sufría depresión y hace unos días acudió al médico para revisar el tratamiento.
La fallecida había regentado un estanco en el polígono industrial El Viso, en Málaga, pero se vio obligada a cerrarlo hace unos tres años por problemas económicos. Según cuentan los vecinos, había avalado la compra del local con su propia vivienda y la deuda, finalmente, acabó en un proceso de ejecución hipotecaria. Hace unos días, recibió la orden de desalojo.
«Era muy buena gente. A la pobre le han presionado mucho con esto de la deuda«, comenta una residente de la zona. Hace unos meses, los vecinos hicieron una colecta de unos 800 euros para que pudiera pagar los intereses de la hipoteca y así no la echaran de su casa.
«Se ha visto sola, con su madre enferma y ahora con el desahucio. Y ha pensado que lo mejor era tirarse. Una lástima enorme», cuenta emocionada una vecina del bloque contiguo que la conoce «de toda la vida». Lamenta que no haya pedido ayuda, porque dice que la comunidad de vecinos se habría movido, como ya lo hizo hace meses con la colecta.
Es el tercer suicidio por el drama de los desahucios de las hipotecas. El primer caso se podrujo en Granada, a mediados de octubre, cuando un hombre se precipitó desde la ventana el día en que iban a desalojarle de su piso.
Semanas después, en Barakaldo, una mujer se tiró del balcón justo cuando la comisión judicial subía a su inmueble para ejercutar el desahucio.