El 29 de agosto llega a librerías esta historia familiar de doce hermanos, seis de los cuales fueron diagnosticados con esquizofrenia. Los chicos de Hidden Valley Road. En la mente de una familia americana es el resultado de los cientos de horas de investigación y de entrevistas que Kolker mantuvo con los miembros de la familia Galvin y vecinos, amigos, familiares, profesores, terapeutas y médicos de estos.
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«Aun después de haber sucedido lo peor en prácticamente todas las maneras imaginables, este relato trata sobre encontrar un modo nuevo de entender lo que significa ser una familia», destaca el autor.
Don y Mimi siempre tuvieron claro que querían formar una familia numerosa y así fue. Don Galvin, el carismático militar de la Academia de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y su esposa Mimi, una mujer siempre alegre nacida en el seno de una acomodada familia de Texas, criaron a sus doce hijos –diez niños y dos niñas– rodeados de la naturaleza salvaje de Colorado Springs. Todos compartían su afición por la cetrería, muchos de los hermanos eran unos deportistas excelentes y, por iniciativa de Mimi, todos en la familia Galvin recibían formación en arte y música. Don fue nombrado Padre del Año en 1965 por un grupo cívico local y la propia Mimi cosía la ropa de los niños. «La docena de hijos de la familia Galvin abarca de manera perfecta el período del baby boom. Donald nació en 1945; Mary, en 1965. El discurrir del siglo de los Galvin corre paralelo al de los Estados Unidos de Norteamérica: sus padres, Don y Mimi, nacieron justo después de la Gran Guerra, se conocieron durante la Gran Depresión, se casaron durante la Segunda Guerra Mundial y criaron a sus hijos durante la Guerra Fría. En sus mejores momentos, Don y Mimi parecían encarnar todo lo bueno y lo grandioso de su generación: el sentido de aventura, la diligencia y laboriosidad, la responsabilidad y el optimismo (es lo menos que se puede decir de cualquiera que tenga doce hijos, varios de los últimos en contra del consejo de los médicos)». Desde siempre, la violencia entre los hermanos había sido fuera de lo común, y sin embargo cotidiana. Los mayores azuzaban a los pequeños para que peleasen entre ellos o incluso salvajemente contra los mayores. Don y Mimi restaban importancia a las quejas de los más débiles. Los niños eran así y había que dejar que solucionaran sus problemas solos. Tras Donald, en un desfile inevitable y descorazonador, cinco de sus nueve hermanos, Jim, Peter, Matt, Brian y Joe, comenzaron a desarrollar indicios visibles y perturbadores de la esquizofrenia. Los hermanos que permanecían sanos se preguntaban en secreto cuánto tardarían en caer. El horror silenciado: violencia, abusos sexuales y muerteEn las entrevistas con Kolker, varios de los hermanos declararían que tanto la atención como los esfuerzos de Don y Mimi se dirigían a los hijos enfermos, ignorando lo que pasaba en la vida de los hijos sanos cuando todos sufrían las consecuencias de la enfermedad. A lo largo del libro se desvela que varios de los hermanos Galvin sufrieron abusos sexuales. Para Margaret y Mary, las dos hermanas pequeñas, el abusador estaba en casa: «La verdad sobre los Galvin –lo que Don y Mimi no vieron jamás y nunca hubieran sido capaces de permitirse ver– era que, en la época de los acercamientos de Jim a las niñas, todo el mundo en la casa de Hidden Valley Road parecía vivir en un entorno donde no había consecuencias. […] Desde que Margaret se marchó, cuando Mary tenía unos diez años, Jim la había buscado en aquellas noches en que ella se quedaba en su casa. Ella lo toleraba en parte por pura negación y en parte por lo confundida que estaba. […] Cualquier cosa era mejor que estar en casa». |