Las Dracónidas de 2011 sorprendieron a todos los científicos. No solo porque caían hasta 400 estrellas fugaces por hora, sino que además destacó la aparición descomunal de un bólido de luz que se hizo tan brillante como una Luna llena. Fue observado en España y se le llamó «Lebrija» ya que sobrevoló esta localidad sevillana, situada a 78 km de la capital.
Se calculó el tamaño y peso de esta roca, y resultó ser de medio metro de diámetro y 6 kg de peso, algo muy anormal en una lluvia de meteoros, ya que casi todos suelen ser del tamaño de un grano de arena o de una lenteja. El estudio de la lluvia de las Dracónidas de 2011, desplegó un amplio dispositivo científico en España, empleando cámaras de vídeo-detección.
El director del Observatorio Astrónomico de Almadén de la Plata y presidente de la Asociación Astronómica de España, Miguel Gilarte Fernádez, explica que habitualmente las estrellas fugaces son partículas muy pequeñas, «como un grano de arena y lo que cayó ese año era de medio metro, e incluso iluminó más que la luna llena».
Cuando una de las estrellas fugaces, llega a caer al suelo, «es un meteorito», destaca Gilarte, y cuando pasa esto, «la verdad es que impresiona». Los meteoritos son materiales del cometa que no se llegan a desintegrar y que acaban chocando contra el suelo.
Hasta 150 lluvias de estrellas o meteoros caen al cabo del año. En octubre se pueden ver las dracónidas. Esta lluvia de estrellas es especial por la belleza que conlleva verlas. El director del Observatorio Astrónomico de Almadén de la Plata explica que estas estrellas fugaces provienen del material que deja el cometa 21P/Giacobini-Zinner. Las podremos ver durante la noche del lunes al martes, y la del martes al miércoles.