Actualmente se estima que hasta un 25 por ciento de la población española padece alergia respiratoria pero en los próximos años está previsto que aumente el número de afectados como consecuencia del cambio climático y la contaminación atmosférica.
“Hace décadas era una enfermedad poco frecuente. Ahora la alergia a pólenes puede afectar hasta al 40% de la población y curiosamente, pese a que hay más pólenes en el ámbito rural, los que se hacen alérgicos son los habitantes de las ciudades, donde se mezclan pólenes y contaminación”, comentaba hace unos meses la doctora Pilar Mur, jefa de Alergología del Hospital de Santa Bárbara de Puertollano.
Además, la polución tiene un doble efecto: además de empeorar los síntomas, varios estudios han demostrado que vuelven más agresivos a los pólenes. La contaminación explica también por qué hay más prevalencia de alergia en las zonas urbanas, con muchos gases tóxicos procedentes del tráfico.
La doctora Mur estudió los factores que favorecían el asma por el polen en dos poblaciones españolas cercanas con distinto nivel de contaminación, alto en Puertollano (núcleo industrial) y bajo en Ciudad Real (ciudad de servicios).
“Dicho estudio constata que, en la primera ciudad, la contaminación es el principal factor asociado. Los pacientes con asma polínico se descompensaban hasta tres veces más en Puertollano, aumentando el riesgo un 15% los días en que se habían superado los niveles de ozono. Además los pacientes de este núcleo industrial se descompensaron antes que los de Ciudad Real”, comenta la especialista.
Los cambios ambientales y los cambios en nuestro estilo de vida, principalmente en alimentación, se han asociado también al aumento en el número de casos. Las dietas modernas con mayor número de alimentos procesados, ricas en grasas y azúcares refinados, alteran nuestra flora intestinal y modifican nuestro sistema inmunitario
Los expertos parecen estar de acuerdo en que, a medida que se perfilan nuevos factores favorecedores como algunos químicos, metales pesados, radiaciones o incluso el estrés infantil, va a ser más necesario un esfuerzo integral para abordar este problema. En la actualidad existen unos estándares de calidad del aire con unos valores de referencia para cada contaminante aéreo establecidos por la Agencia Europea de Medio Ambiente que revisa periódicamente sus umbrales.
En este sentido, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) considera que controlar la contaminación podría mejorar la calidad de vida de los pacientes asmáticos, disminuir las hospitalizaciones y el gasto farmacéutico e incrementar el rendimiento laboral y escolar. “Autoridades, profesionales de la salud, enfermos y población general deberían concienciarse para medidas de prevención y controles para la reducción de la emisión de contaminantes”, concluye la alergóloga.