Las vacunas que protegen a los niños de enfermedades mortales pueden estar en peligro en los países más pobre o en desarrollo. La realidad es que en los últimos catorce años el paquete de inmunoterapia esencial se ha encarecido un 68% y quien más los sufren son las economías más mermadas.
Un dramático informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) pone de manifiesto el encarecimiento de los productos inmunitarios desde 2001 y el peligro que corren los países más pobres de no poder vacunar a los más pequeños.
MSF destaca que, hasta ahora, la Alianza GAVI (Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización) ha reducido el enorme peso que suponen los precios para los gobiernos de bajos recursos mediante el mecanismo de subvenciones de los donantes de fondo.
Gracias a ello, las vacunas nuevas han podido introducirse en el calendario de este tipo de países. Pero estas medidas no han beneficiado a los países de renta media, donde vive el 75% de la población mundial más pobre, ya que la mayoría nunca han sido elegibles para beneficiarse de las ayudas de GAVI.
A esta dramática situación, en la que los países tienen que seleccionar que vacunas le ponen a su población de niños, eligiendo de qué se salvan y de qué no, una cuarta parte de los beneficiados por GAVI son susceptibles de perder su apoyo a partir del año próximo, lo que implicaría, por ejemplo, dejar de comprar los casi 9 euros por niño que supone la vacuna contra el neumococo en muchos lugares.
Angola podría ver aumentados los costes en un 1.500%
Angola es uno de los países amenazados por la pérdida de las subvenciones en menos de un año. Solo en 2014, más de la mitad de los subsidios de GAVI pare este país africano fueron destinados a la vacuna antineumocócica. Se estima que una vez el país pierda la subvención, los costes de las nuevas vacunas como el rotavirus aumentarán más del 1.500%.
En una situación parecida se encuentra Bolivia, donde el 60% del paquete inmunológico es subvencionado por GAVI y está directamente relacionado con el coste de la vacuna para el neumococo, por lo que el gobierno boliviano sufrirá un incremento del coste de un 700% al dejar de recibir el apoyo de la Alianza.
“Los Gobierno necesitan ejercer presión sobre las compañías para que ofrezcan mejores precios a GAVI y a los países que apoya”, asegura Elder Kate, asesora de políticas de Vacunas de la Campaña de Acceso de MSF. “Necesitamos situar la salud pública por encima de los beneficios económicos; las vacunas que salvan la vida de miles de niños no deberían ser un gran negocio”.
La desigualdad de precios entre países, una de las mayores lacras
El informe de MSF arroja luz sobre el secretismo de la industria farmacéutica sobre las vacunas y destaca la falta de información pública sobre el precio de las mismas.
Los presupuestos de salud se ven muy incrementados en parte por los costes de inmunizar a los más pequeños de diferentes enfermedades, respondiendo a la información limitada de las compañías.
“Nos encontramos situaciones irracionales en las que países en vías de desarrollo como Marruecos o Túnez pagar por la antineumocócica un precio más caro que Francia”, revela Kate.
Esta inmunoterapia cuesta 54,88 euros para Marruecos y, mientras que para Francia el precio es de 50,33 euros. Túnez y Líbano también pagan más que el país galo a pesar de tener un Producto Interior Bruto (PIB) mucho menor.
También la vacuna contra el virus del papiloma humano tiene un precio desmesurado en Macedonia con un coste de 86,13 euros mientras que los países de bajos ingresos el precio es de 3,87.
El caso de la inmunoterapia contra el rotavirus es muy parecido. En Líbano cuesta 30 veces más que el menor precio disponible: 65,74 euros frente a los 2,15 que cuesta para Unicef.