Un grupo de expertos de la Universidad de Oxford ha realizado un informe sobre el consumo de la »comida basura» al que ha tenido acceso Teinteresa. En el, apuntan que sería necesario subir los impuestos de los alimentos poco saludables un 20% para que se reduzca su consumo. Este informe será discutido en la Asamblea de la Salud en Ginebra dentro de unos días, donde esperan encontrar mejores formas de prevencion y control de enfermedades no transmitibles.
Cada vez son más los países que están introduciendo impuestos especiales sobre los alimentos y las bebidas poco saludables. Con esta medida intentan reducir su consumo para que los ciudadanos cambien sus hábitos alimenticios.
Francia ha sido el último país, pero no es el único. Nuestros vecinos han establecido una tasa de 0,72 céntimos de euro sobre las bebidas energéticas y azucaradas. En 2011, Finlandia, Hungría y Dinamarca hicieron lo mismo. En concreto, en Finlandia se paga desde hace un año 0,075 céntimos de más por las bebidas con gas y por los chocolates. En Hungría la ‘comida basura’ y los alimentos que llevan muchos azucares cuestan 0,04 céntimos más que los saludables. En Dinamarca los productos que tienen mayor coste son los que contienen grasas saturadas en un 2,3%, estos cuestan 2,15 euros más.
Dos investigadores han llevado a cabo un informe en el que señalan que es necesario incrementar el precio de los alimentos pocos saludables un 20% para que la gente deje de comprarlos y así adquiera hábitos más saludables.
Las actuales tasas de obesidad y sus enfermedades asociadas han provocado que cada vez sean más los expertos y políticos que se preocupan por este tema y que intentan ponerle una solución. El pasado año, la ONU reconoció que había una gran cantidad de enfermedades no trasmisibles derivadas de la mala alimentación. Ante esta alarma, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, afirmó que su país debería considerarlo y poner medidas para evitarlo.
El profesor Oliver Mytton señala en el informe que el exceso de peso corporal está causando tres millones de muertes cada año, principalmente a causa de enfermedades vinculadas al sobrepeso como las cardiovasculares, diabetes y el cáncer.
Mytton cree que una subida de los precios en estos alimentos tendría un impacto positivo en la salud. «La evidencia sobre la efectividad de los impuestos alimenticios en la salud surge de tres fuentes: experimentos naturales, ensayos controlados sobre el cambio en los precios de los productos y modelos científicos», dice el profesor Myttton.
Los estudios muestran, por ejemplo, que si se impusiera un gravamen de 20% en las bebidas azucaradas en Estados Unidos se reducirían 3,5% las tasas de obesidad en el país. Y el mismo impuesto en los alimentos insanos en el Reino Unido podría evitar 2.700 muertes cada año por enfermedades del corazón, demuestran los investigadores.
Pero no basta con subir los impuestos a la comida grasa o azucarada. Tal como explican los autores, «es necesario hacer que la población tome conciencia de la importancia de consumir otros alimentos nutritivos, como frutas y verduras, e incrementar el gasto de energía con una mayor actividad física».
La implementación de estos impuestos no será tarea fácil. También hay varias voces en contra, principalmente se opone la industria alimenticia. Argumentan que estos impuestos son inefectivos, injustos y dañarían a la industria. «Estos argumentos ya fueron utilizados por la industria tabacalera cuando se impusieron los impuestos al tabaco», recuerdan los investigadores.
Se espera que el tema sea discutido en la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra donde estarán reunidos expertos de todo el mundo para tratar de encontrar mejores formas de prevención y control de enfermedades no transmisibles.
Existe la idea de que la ‘comida basura’ es más barata que la saludable
El precio es un factor determinante de la elección de alimentos y en la dieta. La teoría económica predice que a medida que el precio de un artículo aumenta el consumo de ese elemento por lo general va a caer. El aumento del precio de los alimentos no saludables, a través de estos impuestos, debería reducir su consumo. Los datos de estos investigadores sugieren que el consumo de alimentos es relativamente sensible a los cambios de los precios.
Los impuestos relacionados con la salud de alimentos son regresivos, es decir, los pobres pagan una mayor proporción de sus ingresos en impuestos que hacer los ricos. Sin embargo, los beneficios para la salud pueden ser progresivos, los pobres consumen alimentos menos saludables por lo que tienen más posibilidades de tener enfermedades relacionadas con la dieta, sobre todo cardiovasculares. Además, en el informe señalan que hay cierta evidencia de que aquellos que son más pobres son más sensibles a los cambios de los precios y por lo tanto son más proclives a modificar su dieta.