Luis Roldán Ibáñez fue el primer civil al frente de la Guardia Civil entre octubre de 1986 y diciembre de 1993, e incluso sonó para la cartera de Interior tras la victoria electoral del PSOE en 1993. Rechazó ambicionar el cargo de ministro, y terminó saliendo por la puerta de atrás del instituto armado.
A finales de ese año 1993, Roldán vio truncada su carrera política cuando Diario 16 publicó varias informaciones sobre el impresionante incremento de su patrimonio, con 9 propiedades inmobiliarias a su nombre, cuando su suelo mensual neto no pasaba de 400.000 pesetas.
El alto cargo socialista, que había sido Delegado del Gobierno en Navarra, habría obtenido esos ingresos gracias a las comisiones cobradas por la adjudicación a dedo de obras en los cuarteles de la Guardia Civil, por las que se había ingresado unos 1.700 millones de pesetas (más de diez millones de euros) y que a día de hoy no ha devuelto.
Tras darse a la fuga el 26 de abril de 1994 y permanecer desaparecido durante diez meses, fue detenido el 27 de febrero de 1995 en Laos. La realidad es que en el citado país no estuvo más que el tiempo necesario para hacerse las fotos con los GEO que simularon detenerlo.
El posterior reconocimiento del entonces ministro Belloch de que los llamados papeles de Laos, con su extradición, eran totalmente falsos, consagró el caso a la ceremonia de la confusión. En medio de su fuga, su regreso y su transporte de dinero a Suiza estuvo siempre el espia Francisco Paesa, personaje que merecería un reportaje propio.
Roldán llegó a España para declarar en las causas pendientes y posteriormente fue encarcelado en el centro de mujeres de Brieva (Ávila), en un módulo especial aislado y custodiado por la Policía. En 1998 la Audiencia Provincial de Madrid le condenó a 28 años de prisión, pena que el Tribunal Supremo aumentó a 31 años en una sentencia del año siguiente. Para entonces, Roldán había sido además condenado por el llamado «caso Urralburu» por la Audiencia de Navarra, que en 1998 le impuso una pena de tres años de cárcel.
Además de a Roldán, la Justicia condenó a su testaferro, Jorge Esparza Martín a 16 años y dos meses de prisión por malversación y un delito continuado de cohecho, así como a abonar una multa similar e indemnizar al Estado con 578 millones. Del mismo modo, la exesposa de Roldán, Blanca Rodríguez-Porto, fue condenada a cuatro años por un delito de encubrimiento y otro delito contra Hacienda.