Las primeras 50 víctimas del derribo del vuelo MH17 ya están en Holanda, donde se analizarán los cuerpos. Los aviones con los restos mortales han aterrizado este miércoles en el aeropuerto de Eindhoven, en el sur del país. Allí han sido recibidos por familiares y amigos de las víctimas además del rey y la reina de Holanda y el primer ministro, Mark Rutte.
Las campanas de las iglesias, en un sentido homenaje, resonaron cuando el avión del ejército holandés y la aeronave australiana llegaban a la pista de aterrizaje. Ahora el país entero queda a la espera de que regresen el resto de las 298 víctimas, en su mayoría compatriotas. 16 de los pasajeros no han podido ser identificados al no encontrarse sus cuerpos.
En la pista del aeropuerto se han colocado los féretros alineados con los fallecidos y en poco tiempo se celebrará una ceremonia oficial de despedida.
Los vuelos con los restos mortales provenían de la ciudad ucraniana de Járkov, al este del país. El tren refrigerador que transportaba los cuerpos salió de Torez, en la región de Donetsk, muy cerca del lugar donde se estrelló el avión de Malaysia Airlines. Los vagones fueron detenidos en la capital regional para recibir las cajas negras.
Después de varias horas, el convoy llegó ayer Járkov, bastión controlado por los prorrusos sublevados. No todas las víctimas han podido ser transladadas debido a que los forenses no han tenido tiempo de preparar todos los cuerpos y restos mortales.
Según informó Vladímir Groisman, viceprimer ministro ucraniano y jefe del gabinete de crisis para el desastre aéreo, desde que llegaron los cuerpos ayer a Járkov desde la vecina región de Donetsk en un tren con vagones refrigerados, un grupo de especialistas internacionales ha preparado los detalles y la documentación para el traslado.
«Todos estos procedimientos se llevan a cabo en plena conformidad con las normas del derecho ucraniano e internacional», dijo Groisman.
Ahora, Holanda tendrá que realizar tres tareas: la repatriación de los cuerpos, el traslado de las cajas negras a Reino Unido y la devolución de los objetos personales a sus dueños.
Familiares y amigos de las víctimas, el rey y la reina de Holanda y el primer ministro Mark Rutte se encontraban en la pista de aterrizaje para asistir a la llegada del aparato del ejército holandés que transportaba a 16 féretros y del avión australiano con 24 cuerpos.
Las campanas de las iglesias resonaron en todo el país en el momento del aterrizaje de los aviones con los restos de estas primeras 50 víctimas, de un total de 298 muertas en la catástrofe, la mayoría holandesas, que viajaban a bordo del aparato derribado probablemente por un misil en territorio de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.