A veces, las conciencias sólo se mueven cuando son disparadas por el objetivo de una cámara fotográfica. Es el caso de esta imagen, tomada esta misma mañana en Melilla por José Palazón, responsable de la ONG Prodein, una de las más activas en la defensa de los derechos de los inmigrantes que intentan cruzar la frontera.
Palazón lleva más de una década documentando gráficamente cada intento de salto de valla. Por eso, no se asombra con que el Gobierno planee ahora dar carácter legal a las llamadas “devoluciones en caliente” que desde hace años esta ONG viene denunciando.
En septiembre, Prodein formó parte, junto a otras dos asociaciones, de la acusación contra el jefe de la Comandancia local de Melilla, Ambrosio Martín Villaseñor, que acabó con su imputación por haber devuelto “en caliente” a Marruecos este verano a decenas de subsahariamos que habían logrado saltar las vallas o que se encontraban en el denominado espacio entrevallas. En cada uno de esos rechazos se encuentran posibles “solicitantes de asilo”, a quienes la legislación impide de forma expresa devolver a su país. «Es otra muestra más de la huída hacia delante en la que el Gobierno está solo”, afirma Palazón.
Palazón aclara a teinteresa.es que con su foto no pretende dar a entender que la sociedad de Melilla esté “inmunizada” ante los inmigrantes que intentan acceder a la ciudad autónoma, ni que tampoco haya normalizado esta situación. Al contrario, dice, “la mayoría de la gente de Melilla está en contra de lo que se hace con ellos, pero tiene al mismo tiempo la sensación de que no puede hacer nada”.
Según el director de Prodein, existe además una sensación de “miedo” generalizada a posibles consecuencias de “significarse públicamente” a favor de los derechos de los inmigrantes y en contra de expulsiones en valla, con violencia y vulnerando la legalidad. Por eso, afirma, se intenta “hacer como que no pasa nada” aunque “esto no quiere decir que guste lo que pasa”.
«En Melilla, el conjunto de la población tiene miedo porque la respuesta del sistema a cualquier crítica suele ser fuerte”, asegura Palazón. Como ejemplo pone a ONG que, afirman, han perdido sus subvenciones y ayudas públicas por su activo rechazo a la política migratoria que se lleva a cabo e incluso funcionarios que le han manifestado que cumplen con las órdenes por temor a perder su trabajo o a las posibles represalias.