La ampliación del canal de Panamá, puesta en peligro en los últimos meses al tener sobrecostes no previstos en su momento por la compañía adjudicataria, la española Sacyr, es sin duda uno de los reflejos del buen momento por que pasan las empresas nacionales en el mercado exterior. Fue en 2009, con la crisis ya dejándose notar en nuestro país, cuando la organización que preside Manuel Manrique logró que las autoridades panameñas le fiaran el proyecto, cifrado en 2.243 millones de euros.
Sacyr lideró el consorcio ganador Unidos por el Canal, que también contaba con la concurrencia de una empresa local, otra italiana y otra belga. Superada la crisis que amenazó con echar por tierra la obra al no querer asumir Panamá los sobrecostes de la obra, la ampliación del canal constituye el emblema de esta compañía en el extranjero, donde tiene localizados en torno al 85% de sus proyectos. Además de en el citado país centroamericano, Sacyr participa en obras de Chile, Catar o Mozambique.
La ampliación del canal, que doblará su capacidad, fue un empeño personal del Gobierno de Martín Torrijos que el pueblo panameño aprobó en referéndum en 2006 con el 77% de los votos a favor. «Al igual que el petróleo que no ha sido extraído no vale nada, y que para extraerlo hay que invertir en infraestructura, el Canal requiere ampliar su capacidad para afrontar la creciente demanda de carga, y generar más riqueza para los panameños», destacó entonces Torrijos.
El nuevo canal que surja de la ampliación dispondrá de dos juegos adicionales de esclusas, uno en el puerto del Atlántico y otro en el del Pacífico, lo que permitirá crear un nuevo carril de tráfico. Además, se están excavando nuevos canales de accesos, ensanchando los ya existentes y elevando el nivel del agua de operación del lago Gatún.