El rublo sigue sufriendo. Aunque a final de sesión y gracias a la subida de tipos del Banco Central Ruso (del 10% al 17%) se ha mitigado la caída de la moneda, la pérdida ha sido de un 13% frente al euro. Los inversores temen la inestabilidad generada por la bajada del precio del petróleo y escapan del mercado ruso. Sus consecuencias sobre la economía dejan abiertas múltiples ventanas sobre cómo comenzará 2015 la economía en Moscú pero también a nivel mundial:
1- La posibilidad de un default ruso es todavía remota… El escenario actual recuerda al de la crisis de 1998: caída del mercado de materias primas y dificultades de los países emergentes, que desembocaron en la suspensión de pagos rusa. Sin embargo hay dos ingredientes que alejan el fantasma del default ruso. Uno, es que el tipo de cambio de la divisa es ahora flexible. El otro, es que Rusia ha aprovechado los años de bonanza para acumular reservas en la “caja fuerte” y la protegen de una crisis comparable a la del 98. Actualmente Moscú contaría con una reserva de devisas por valor de 360.000 millones de dólares y los vencimientos del próximo año equivalen a 150.000 millones de dólares.
Eso sin contar que muchas empresas se han endeudado en dólares y eso hasta cierto punto la preserva. Las que sufrirán más, serán las que tengan deuda en rublos.
2- … Pero se prepara para una caída del PIB del 4,5% y una inflación disparada. Aunque esquive lo peor, su posición dista mucho de ser ‘ideal’. La medidas del Banco Central Ruso de elevar el precio del dinero para evitar la especulación restan puntos al crecimiento. Un PIB de por sí perjudicado, si se tiene en cuenta que el 70% de los ingresos del Estado se deben a la venta de crudo.
Los ciudadanos sí tienen miedo a que se repita el escenario de 1998 y anticipan una inflación del 10% en la que el ahorro ya no valga nada. La caída del rublo ha traído una fiebre consumidora estos días. Los rusos se han lanzado a comprar coches y productos tecnológicos, en previsión de un incremento de precios.
3-Subida de precios y más paro para los rusos. La agencia rusa de noticias Interfax, ha asegurado que el grupo Gazprom despedirá a un cuarto de su plantilla: 125.000 trabajadores del total de medio millón que emplea.
4-Europa: bordea el peligro de deflación ó aumenta el poder adquisitivo de los ciudadanos. La baja demanda mundial es más baja de lo esperado y eso repercute en unos niveles bajos de inflación que se registran incluso en China, y a pesar de su alto crecimiento. Pero es en la eurozona donde más preocupa la posibilidad de entrar en deflación (bajada generalizada y sostenida de precios). De ahí la actuación del Banco Central Europeo.
Si la eurozona salva el peligro de la deflación cuya consecuencia es la de retrasar las decisiones de consumo e inversión, la buena noticia es que un crudo en 60 dólares puede hasta duplicar el poder adquisitivo de los ciudadanos.
5- Más déficits e inestabilidad en los países emergentes. La bajada del precio del petróleo es, a niveles generales una “buena noticia” para los que lo importan. Es decir, ganan: Estados Unidos, Japón, Europa, China, India, Turquía, y el Sudeste asiático (excepto Indonesia).
Los países exportadores, cuyos ingresos dependen del crudo se ven ‘castigados’. La única nación que realmente puede permitirse un petróleo por los suelos, es el principal productor: Arabia Saudí.
Así, los “perdedores” del desplome petrolífero son: resto de los países del Golfo, Nigeria, Argelia, África, Rusia, Brasil, Venezuela, México , Colombia, Indonesia, Australia, Noruega y Canadá. Para esos países se vislumbran unos presupuestos difíciles con incremento del déficit y recortes.
6-La industria del fracking pierde impulso. Con un barril en 60 dólares el gas de esquisto deja de ser rentable, Arabia Saudí logra su objetivo: hacer que invertir en fracking deje de ser rentable. Muchos pequeños productores estadounidenses que se han endeudado mucho para la explotación podrían verse obligados a abandonarla.
Por eso, la última sombra con la que se especula en el mercado es con el riesgo financiero que supondría la bajada sostenida del petróleo… porque repercutiría sobre bonos y productos ligados a este activo.