El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener los tipos de interés del euro en el mínimo histórico 0,15%, donde los situó en la reunión de junio. El BCE también ha dejado el tipo de interés aplicable a la facilidad de depósito en el -0,10%, donde lo situó hace dos meses cobrando por primera vez en la historia a los bancos por guardar su dinero
La atención se centrará de nuevo en la rueda de prensa del presidente del BCE, Mario Draghi, y la evaluación que haga de los últimos acontecimientos financieros y económicos.
Los últimos datos, de Italia y Alemania, apuntan a una nueva ralentización del crecimiento. Italia ha regresado a la crisis técnica al perder un 0,2% de PIB, y los pedidos de producción industrial de Alemania han caído.
Además, el recrudecimiento de las tensiones en Ucrania también presionan a los inversores y los datos de baja inflación de la eurozona mantienen latente la ‘amenaza’ de deflación. Y es que la inflación en la zona euro de julio ha vuelto a colocarse en un nivel por debajo de lo esperado. Frente al 0,4% confirmado por Eurostat, los analistas apostaban por un 0,5%.
Draghi podría dar detalles concretos sobre el LTRO (400.000 millones), el programa de compra de activos anunciado en junio. El LTRO debería conseguir que el crédito llegue a la economía real. Se basa en subastas de liquidez a la banca pero condicionadas a la concesión de préstamos a pequeñas y medianas empresas. En septiembre celebrará esa primera subasta.
En lo que casi nadie parece creer es en el anuncio de un programa de flexibilización cuantitativa (QE). Es decir, en la puesta en marcha de un programa de estímulo similar al de la Reserva Federal (FED) y el Banco de Inglaterra, que se encuentra bajo estudio en el BCE.
Según una consulta realizada por Bank of America Merrill Lynch, el 44% de los gestores de fondos estiman que el BCE «nunca» lanzará un programa como el de la FED. Un 21% cree que se hará en los próximos seis meses, y un 19% no sabe.
Sería, sin embargo, la medida que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reclama para luchar contra una baja inflación que en términos de deuda puede costar muy cara a la eurozona.