Este viernes llega a los cines »Ocho apellidos vascos», una comedia romántica en la que un sevillano (Dani Rovira) se enamora locamente de una vasca (Clara Lago) y se hará pasar por vasco para conquistar a su amada. En la película se tocan todos los tópicos sobre andaluces y vascos y con mucho humor se ríen todos de ellos mismos. Hemos recopilado algunos chistes sobre estos tópicos que nos sacan siempre una sonrisa, que es de lo que se trata.
Aquí van cinco chistes sobre tópicos sobre los vascos:
1. Un vasco entra en una tienda con una motosierra eléctrica:
– Oiga, usted me dijo que esta motosierra que he comprado cortaba cien árboles a la hora. La he probado, y como mucho corta cincuenta.
– Pues no se preocupe que ahora la probamos…
Arranca la motosierra el dependiente, y al oirla dice Patxi:
– Aibalaostia tú, ¿y ese ruido?
2. En una entrevista de trabajo para escoger taladores de árboles están un brasileño, en norteamericano y un vasco. El entrevistador pregunta: «¿Y ustedes qué experiencia tienen?».
Estadounidense: «Pues yo estuve en el norte de Canadá talando árboles».
Brasileño: «Eu estivem no Brazil a silva du Amazonas».
Vasco: «Pues yo estuve en el Sahara».
Entrevistador: «¡Pero si en el Sahara no hay árboles!»
Vasco: ¡Eso es ahora!
3. Dos vascos a la salida de un examen de matemáticas.
– Oye, Iñaki, ¿A ti que te dió el segundo problema?
– ¿A mí? Infinito.
– ¿Sólo?
4. Patxi, dónde vas con ese saco?
– A por abono pa las fresas pues!
– Ah, ¡yo las prefiero con nata!
5. Se encuentran dos bilbainos por la calle y uno le dice al otro:
– ¿De dónde vienes?
– Pues nada, he ido a comprar 300 vacas, 500 bueyes, 400 ovejas y 30 toneladas de madera.
Y el otro le dice:
– ¡Sí que montas tú pronto el Belén este año!
Aquí van cinco chistes sobre los tópicos de los sevillanos:
1. Tres borrachos que llegan a la estación. ‘DIN DON DIN! El tren con destino a Sevilla, sale ahora mismo por la vía 4’.
Se ponen a correr pero el Jefe de estación ayuda a uno a subir, ayuda al
otro, y cuando llega al tercero el tren ha cogido ya velocidad, y no puede
subirlo.
– Lo siento, pero ya es tarde.
+ Pues más lo van a sentir ellos, que habían venido a despedirme.
2. Un guía sevillano les explica a los turistas:
+ Y aquí Carlos V mandó construir un castillo
– Pero si aquí no hay ningún castillo
+ Y… lo mandó construir, lo que pasa es que no le hicieron ni caso.
3. Un niño de 7 años en la Maestranza de Sevilla, con un gorro de sevillano, y un puro de a metro. Y le dice otro espectador: «Oye chaval! ¿No te vas a marear con eso?»
– ¿Yo? El que se debe estar mareando es mi padre que debe estar buscando la entrada, el gorro y el puro.
4. Hay un congreso internacional de policías en Zevilla y estan un poli americano, un poli ingles y un guardia civil tomándose un finito en una taska durante un descanso.
El poli americano se abre un poco la camisa y muestra una cicatriz de 10 cm y dice (con acento): «New York city».
El poli ingles se remanga el brazo y muestra una cicatriz que da pena y miedo verla y dice (tambien con acento): «London city».
Finalmente el guardia civil se baja un poco los pantalones y mostrando una cicatriz dice: «Apendi-siti».
5. Un sevillano llega al Centro de Granada y se sienta en un bar.
Llama al camarero y le dice: «Mi arma, ven ‘pacá».
El camarero llega y le dice: «Aquí en ‘Graná’ no se dice mi arma, así que no me vuelvas a llamar así. Puedes llamarme Jefe, Camarero, Tío, pero ‘mi arma’…no lo vuelvas a decir…».
El sevillano se empieza a cabrear y le dice: «Vale, tío, no pasa ‘ná’. ‘Porme’ una ‘servessita».
A lo que el camarero le contesta: «Aquí en ‘Graná’ no tenemos ‘servessitas’, te puedo poner una cerveza, una caña, un tanque, un tubo, pero una ‘servessita’…no»
El sevillano ya con un rebote impresionante le dice:
«Joé, po porme una CAÑA, TIO. Y de camino tráeme unas olivitas».
El camarero mira al sevillano con desprecio y moviendo la cabeza hacia los lados le dice: «Aquí en ‘Graná’ no tenemos olivitas, te puedo poner unas aceitunas si quieres…»
El sevillano ya aguantándose para no lanzarse a por el camarero le dice: «Vaya como es el tío, pues ‘porme’ unas ‘ASSEITUNAS».
El camarero se va y le trae lo que le ha pedido. El sevillano paga al camarero y cuando le devuelve el cambio le dice: «Un segundo, que tengo curiosidad, aquí en Granada ¿cómo llaman a los imbéciles???».
Y le contesta el camarero:
«Aquí no los llamamos, vienen ellos solitos por la A-92».