Esta muestra itinerante, que irá recorriendo varias localidades de la provincia de Badajoz, cuenta de primera mano, a través de las cartas del delegado de Cruz Roja en Cataluña, Roger Alonso, que estuvo en Filipina durante los dos primeros meses, la labor que Cruz Roja ha realizando durante todo el proceso, tanto desde la fase de emergencia hasta la fase de desarrollo.
La presentación de esta exposición ha contado con la presencia de la concejala de Cultura y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Mérida, Ana Aragoneses; el delegado especial de Cruz Roja en Mérida y coordinador de la provincia de Badajoz, José Antonio Grajera; y el portavoz de Cruz Roja en Extremadura, Jesús López Santana.
«SENSIBILIZAR» A LA SOCIEDAD
El coordinador de Cruz Roja en la provincia de Badajoz, José Antonio Grajera, ha destacado que el objetivo de la muestra es «sensibilizar» a la sociedad sobre la situación de la población afectada para que ésta no olvide que, aunque ocurran catástrofes puntuales, las emergencias «están ahí y la reconstrucción y el desarrollo se siguen ejerciendo en el terreno».
Asimismo, Grajera ha indicado que Cruz Roja ha querido que fuera Mérida la primera ciudad pacense en acoger esta exposición por la colaboración que recibieron por parte de particulares, administraciones públicas, autonómicas y provinciales cuando ocurrió el tifón »Yolanda» en el país asiático.
Por otra parte, la delegada emeritense Ana Aragoneses ha señalado que el ayuntamiento ha colaborado y ayudado para que se cubrieran las necesidades que Filipinas tenía en aquel momento y ha apuntado que desde el consistorio «apoyan y seguirán avalando» todas aquellas acciones que las entidades sociales realicen tanto a nivel local como en el territorio donde exista una situación de emergencia social.
LABOR REALIZADA
A través de esta exposición se podrá ver la labor que Cruz Roja llevó a cabo con en Filipinas con, entre otros recursos, los cerca de 100.000 euros que destinó la Junta de Extremadura para paliar los efectos del tifón »Yolanda».
Por su parte, el portavoz de Cruz Roja Extremadura, Jesús López Santana, ha destacado que el trabajo de esta institución «no termina con la actuación en el primer momento de emergencia, sino que el sistema de respuesta humanitaria que tiene Cruz Roja va mucho más allá y está compuesto por tres fases».
Según ha recordado, en la primera, denominada fase de emergencia, se da la primera respuesta y se atienden las necesidades básicas como son el agua, el refugio, el alimento y la atención sanitaria, aunque, como ha dicho, la recuperación «no se trata solo de garantizar esa ayuda humanitaria de emergencia sino que hay que fortalecer a la comunidad».
Aquí se inicia la segunda etapa que consiste en dotar a la población de herramientas físicas, pero también de recursos de todo tipo como educación, sistema de trabajo y ,sobre todo, «aprovechar las capacidades que la comunidad tiene para recuperarse» y donde el papel de Cruz Roja es dar un «empujoncito» en ese proceso de recuperación.
Además, López Santana ha considerado «muy importante» reparar el saneamiento para evitar la propagación de enfermedades; construir refugios, que serán primero temporales y luego se adaptarán para ser permanentes; y, sobre todo, «mejorar las capacidades» que tiene tanto la población local como Cruz Roja para enfrentarse a situaciones similares.
La última parte, que es la que «menos se ve y la que dura más tiempo», es la fase de desarrollo, que busca que la gente local recupere sus medios de vida, puesto que «ellos no quieren vivir de la caridad, quieren ser personas autónomas y vivir con dignidad».
Así, como ha insistido, la labor de Cruz Roja se trata precisamente de «recuperar la dignidad» a través de diferentes programas que abarcan desde la distribución de semillas o herramientas en aquellos lugares agrícolas, a trasferencias en efectivo o »microcréditos» que les permiten montar su propio negocio, además de trabajar con la comunidad para que sepan hacer frente a nuevas emergencias.
RECURSOS FACILITADOS
En este sentido, López Santana ha incidido en que uno de los «principales problemas» en una situación de emergencia es el acceso al agua potable, por eso el primer paso en el tifón de Filipinas fue poner a disposición de la población agua potable, ya que ésta «evita la expansión de enfermedades y es necesaria para beber, cocinar y asearse».
Este agua potable se facilitó a través de unas Unidades de Potabilización que son autónomas y que tienen la capacidad para producir hasta 150.000 litros de agua diarios para 15.000 personas, según ha explicado.
De este modo, cuando ya se cuenta en el agua potable, el siguiente paso consiste en la distribución de artículos de «primera necesidad» como son toldos y plásticos para hacer refugios, mantas para protegerse del frío, un set para poder cocinar, mosquiteras para evitar las picaduras de mosquitos que transmiten enfermedades y bidones flexibles de plástico para poder almacenar y transportar agua.
Asimismo, para que la población realice un uso «eficiente» de esos materiales dispensados son formados en el manejo de dicho equipamiento, labor que se realiza a través de Cruz Roja local y los líderes de las comunidades, que son los encargados de que la población «interiorice que estos objetos y rutinas son positivos para ellos».
Además, esta institución humanitaria también llevó a cabo actividades de promoción de la salud y la higiene, ya que «al igual que es importante dispensar agua potable también es necesaria la construcción de pozos y letrinas o la canalización de aguas residuales para que la población viva en condiciones de salubridad y dignidad».
Seguidamente, como ha explicado López Santana, las personas necesitan recuperar sus casas y para ello se procede a la formación sobre técnicas de construcción segura con materiales «fácilmente adquiribles, transportable y no costosos para que sea posible su reparación en caso de estropearse y a su vez alimenten la economía local al ser adquiridos allí».
Una vez que se realizó esta labor, se comenzó con el proceso de recuperación de los medios de vida para que la población filipina «volviera a ganarse la vida, recuperara su trabajo, su huerto, etcétera, fase que se sigue desarrollando actualmente en el país asiático.