Future Lovers se estrenó en 2018 en los Teatros del Canal, y la pieza se vincula a Materia Prima (2011), una creación previa de la compañía creadora, La tristura, donde Gonzalo Herrero y Siro Ouro, que ahora tienen 19 años, participaron cuando tenían 10 años. La pieza llega al Centro Cultural Conde Duque los días 15 y 16 de enero, el 5 y 6 de febrero, el 26 y 27 de febrero, y el 5 y 6 de marzo de 2022, en versión unplugged: «Probamos hoy a desprendernos de algunos elementos teatrales», explica la compañía. «Fuera la escenografía, casi toda la iluminación, la grada, la cuarta pared, el vestuario escénico… ¿Qué queda de una de nuestras obras cuando le quitas todo eso? ¿Qué ocurre si volvemos de nuevo a la idea de unos actores muy cerca del público y unas cuantas palabras?». Y contínuan:ç
«Últimamente nos hemos reencontrado con la escenografía y la tramoya, pero desde el principio de este proceso sentimos que Future Lovers debería tener una versión desnuda, íntima y punki, en la que toda la fuerza expresiva recayera simplemente en estos jóvenes. Veamos cómo bailan los performers esta noche, cómo ríen, cómo siguen haciendo como que nadie les mira, en esta versión Unplugged.»
La generación de un mundo hiperestimulado
Seis jóvenes nacidos alrededor del año 2000 hablan entre ellos y hacia el mundo. Es una noche de verano a las afueras de una gran ciudad, en la que un grupo de amigos, quizás en el paso del instituto a la universidad, ha quedado allí para beber, bailar, hablar, besarse. Future Lovers es un acercamiento a esta generación a la que le ha tocado vivir en este nuevo mundo, hiperestimulado y tecnológico, que está modificando la forma de relacionarnos, de comunicarnos, de tocarnos y de amarnos.
Es una observación sin juicio, porque los «nosotros también somos parte de este mundo», explican los creadores, «y porque de ese modo podemos detectar los lugares en los que la juventud sigue siendo algo muy parecido a lo que era hace 10, hace 20, hace 50 años».
Hay instantes de la vida que siendo aparentemente sencillos, marcan nuestro carácter y nuestro camino. Viéndoles hablar y comportarse, como si nadie les estuviese mirando, queremos crear una burbuja, un nido, que al ser visto desde fuera, nos apele directamente, nos obligue de alguna manera a volver a ese momento de nuestra vida. La pieza invita a cada observador a que encuentre las siete diferencias con respecto a su adolescencia, a su juventud, para que decida cómo relacionarse con una cuestión siempre compleja: ¿Cuáles eran las expectativas que tenías de tu propia vida? ¿Se cumplieron? ¿Estabas equivocado entonces o quizás lo estás ahora?
«Hace unos años, con Materia Prima, tuvimos la oportunidad de trabajar con 4 niños de alrededor de 9 años. Fue uno de los procesos más inspiradores de nuestra vida. Sin embargo, varias cosas se quedaron por tratar, y durante este tiempo han ido volviendo a nuestra cabeza. ¿Qué ocurre unos años más tarde, cuando la violencia y la sexualidad forman parte, ya para siempre, de tu cuerpo? ¿Cómo son los primeros años en los que sientes todos estos cambios? ¿Cómo consigues relacionarte con los demás desde ese nuevo lugar? ¿Cómo afectan esas primeras decisiones al resto de tu vida? ¿Es diferente ser adolescente ahora que cuando lo fuimos nosotros? ¿Por qué? ¿Hacia dónde nos dirige eso? Entendemos la escena como un lugar de investigación desde el que amplificar las posibilidades de la vida. Si no nos resulta sencillo encontrar una situación para relacionarnos de forma real y profunda con los adolescentes, con los futuros líderes y los futuros amantes, nos gustaría hacerlo en la escena, intentando generar una experiencia común que, con suerte, nos revele algo de nuestro pasado y de nuestro futuro».