El pez cebra (Danio rerio) es un pequeño pez tropical muy común en los acuarios domésticos por su colorido y su fácil reproducción en cautividad. Sin embargo, lo que mucho amantes de la acuariofilia no saben, es que en el salón de su casa tienen posiblemente el secreto de la medicina regenerativa.
El pez cebra es un animal muy utilizado en investigaciones científicas principalmente por su homología genética con el hombre (compartimos con estos peces más del 80% del genoma) y por su capacidad para regenerar los órganos que le son parcialmente amputados. En este sentido, se ha observado que si se le amputa un trozo de corazón de hasta un 20%, el pez nadará con dificultad durante unos días pero a lo largo de unas semanas regenerará toda su estructura y funcionalidad cardiaca. Esta capacidad regenerativa también se ha observado en otros peces y anfibios, sin embargo, los mamíferos no tienen esta sorprendente capacidad regenerativa.
¿Cómo lo hacen?, es la principal pregunta que se plantea actualmente la medicina regenerativa. Inicialmente se pensaba que las células madre o células progenitoras eran las responsables de esta portentosa regeneración, pero posteriores resultados demostraron otra realidad aún mássorprendente. Estudios publicados en las prestigiosas revistas científicas Nature y Science revelaron que la mayor parte de la regeneración era llevada a cabo por las propias células cardiacas (cardiomiocitos). Las células cardiacas próximas a la amputación retornaban a un “estado más joven” y comenzaban a dividirse para reemplazar las células perdidas, volviendo a madurar por una segunda vez, reparando y regenerando el músculo cardíaco hasta que reconstituyen un corazón completo. Este hallazgo fue recibido con asombro por la comunidad científica, ya que se sugería que una célula madura y especializada en una función determinada (cardiomiocito) podría llevar a cabo el papel de una célula madre y que además debería haber una señal por la cual el cardiomiocito debería interpretar su nueva función.
Recientemente, se ha identificado un gen fundamental en la capacidad regenerativa del pez, denominado Mps1. Se ha observado que si se muta este gen, la capacidad regenerativa del pez cebra se pierde y aparece una cicatriz en la región amputada, como en el caso de las lesiones cardiacas en humanos. Sin embargo, en aquellos peces en los que se mantenía el gen Mps1 intacto se regeneraban perfectamente el corazón. Es decir, habría una competencia entre la regeneración y la cicatrización que el gen sano decantaría hacia el lado de la regeneración. En la actualidad, se está analizando si el gen Mps1 podría ser la llave que potenciara la capacidad regeneradora de las células cardiacas humanas.