Francisco también ha firmado el decreto que reconoce un milagro obtenido por intercesión del beato Juan Pablo II y ha aprobado los votos favorables de la Congregación de las Causas de los Santos para que se proceda a la canonización del beato Juan XXIII. Además, el Santo Padre ha firmado el decreto sobre un milagro de la Madre Esperanza de Collevalenza, María Josefa Alhama (1893-1983) y el decreto de martirio de 42 españoles.
El milagro atribuido a don Álvaro y aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson que, a los pocos días de nacer, en agosto de 2003, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.
Sus padres rezaron a través de la intercesión de monseñor Álvaro del Portillo y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, José Ignacio desarrolla su vida con normalidad. La curación tuvo lugar en agosto de 2003.
El prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, ha indicado que es «una feliz coincidencia» y un «motivo de alegría» y ha recordado a Álvaro del Portillo, como «un gran apoyo para san Josemaría y un fidelísimo colaborador de Juan Pablo II».
Por ello, le pide para que contagie a todos «su lealtad a Dios, a la Iglesia, al Papa, a san Josemaría, a los amigos» así como «su sensibilidad social, que se manifestó en el impulso de numerosas iniciativas en todo el mundo a favor de los más necesitados».
Monseñor Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia cristiana. Era Doctor Ingeniero de Caminos y Doctor en Filosofía y en Derecho Canónico. En 1935 se incorporó al Opus Dei, institución de la Iglesia Católica que había sido fundada siete años antes por san Josemaría Escrivá de Balaguer, del que recibió directamente la formación.
El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote por el obispo de Madrid, monseñor Leopoldo Eijo y Garay, y dos años después se trasladó a Roma, pocos meses antes de que fijara allí su residencia San Josemaría.
Álvaro del Portillo fue el primer rector del Collegio Romano della Santa Croce de Roma, erigido por el fundador del Opus Dei, y ocupó diversos cargos en el Vaticano convirtiéndose en consultor de 13 organismos de la Santa Sede. Asimismo, participó activamente en el Concilio Vaticano I.
El 15 de septiembre de 1975, en el congreso general convocado tras el fallecimiento del fundador, Álvaro del Portillo fue elegido para sucederlo al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, lo designó Prelado de la nueva prelatura y ocho años después, lo nombró obispo.
A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países y estimuló la puesta en marcha de iniciativas sociales y educativas. Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994.