El programa económico de Ciudadanos, elaborado por el profesor Garicano, suena a liberal. Es un programa que tiene como objetivo poner a los ciudadanos en el centro de la economía, olvidarse de la política de subvenciones, y dar el protagonismo de su desarrollo a cada persona, dejando al Estado como garante de su libertad. Unos principios que firmaría cualquier ciudadano ¿o no?
Pues no está tan claro. Hemos visto en los últimos años montones de mareas corporativas contrarias a cualquier liberalización. El ejemplo más evidente fue la marea blanca de los empleados públicos sanitarios contra la mejora en la gestión por temor a la «privatización de la gestión de algunos hospitales». La excusa: la defensa de los derechos sanitarios de los ciudadanos. La realidad: el miedo a la competencia de unos empleados públicos que se sienten protegidos en la actual situación.
El miedo a la libertad, no es baladí. La gran obra de Eric Fromm, el psicólogo, tenía ese título. Hemos creado una sociedad en el que las personas tienen vértigo a depender de ellas mismas. Mucho hablar de emprendedores, como héroes sociales y, sin embargo, una gran parte de los universitarios aspiran a ser funcionarios (un tercio de los andaluces así lo reconocen, y parecen pocos). No sería malo si fuera por un afán de servicio público. Lo grave es que esa vocación se basa en el deseo de seguridad que el sector público ofrece.
Suena bien la llamada a la libertad, es como un aire fresco que recorre las ofertas electorales. Puede ser que sea la única en el panorama político cara a las siguientes elecciones. En efecto por la extrema izquierda la oferta es denunciar la opresión de los «poderosos» económicos y la «casta política», todo en contra de las liberalizaciones que ellos llaman recortes. Por la izquierda moderada se ofrece la derogación de las pocas leyes liberalizadoras que el PP ha aprobado en esta legislatura: la Reforma Laboral y la Educativa. Y, el PP ha frenado toda aventura reformista para no molestar al electorado, ante la entrada de un año electoral.
Un electorado que parece reacio a la libertad. Porque la libertad implica reto, riesgo y responsabilidad y la sociedad española no está educada para ello. España es la sociedad invertebrada que denunció Ortega y Gasset; aquella que no quiere tomar su propio destino y «delega» en los poderes públicos la solución de sus problemas.
Así que Ciudadanos va a hacer una oferta electoral económica que pondrá al electorado frente a su responsabilidad. Un electorado con un miedo atávico a asumirla. Por eso su posibilidad de éxito es una incógnita. Su oportunidad es la orfandad en que parece sentirse una parte importante del centro y el centro-derecha ¿Será esta suficiente para obtener una representación significativa a nivel nacional? ¿Es oportuno clarificar el mensaje económico? o ¿Sería mejor dejarlo en la ambigüedad? Ante esta pregunta Albert Rivera ha decidido clarificar su oferta ¿Un acto de valentía?