Muy pocos días antes de la cita electoral del 9-N nos preguntábamos en teinteresa.es a quién le importaba realmente el órdago soberanista de Artur Mas en el mundo estrictamente financiero. Ni los grandes inversores, ni los analistas, ni los empresarios ni tampoco los banqueros que están al frente de las grandes instituciones financieras catalanas habían dejado notar la más mínima inquietud.
Claro está que la votación no tenía carácter vinculante, y claro está también que el mundo del dinero tiene hoy por hoy mayores preocupaciones que lo que podríamos denominar el asunto catalán. Eso dice también la encuesta global que de cara al ejercicio 2015 ha preparado el banco británico Barclays, de la que se desprende que el proceso independentista catalán no es una amenaza para los mercados.
Ahora no, por supuesto. Ni lo era antes de la cita electoral ni lo puede ser después. Pero, como siempre, las encuestas conviene interpretarlas, por más que las veleidades nacionalistas de Mas no son ahora más que un nubarrón feo en el horizonte. Y ya se sabe que los mercados de hoy sólo tienen ojos para el corto plazo. En manos de los más rabiosos especuladores, sólo importa lo que se puede materializar en un plazo de tiempo relativamente corto.
Es decir, que como señala la encuesta lo que realmente importa al dinero es que Europa caiga en una tercera recesión,o que el BCE tenga que salir a comprar deuda (nada sería más aplaudido por los mercados, que siguen en pie gracias a esta expectativas) para seguir alimentando a una zona euro anémica. O también las crecientes tensiones geopolíticas que convierten los mercados en un campo de minas que se traduce en alta volatilidad. Puro vértigo.
En este contexto, el asunto catalán ha pasado como un mero trámite. Pero cuidado, porque una cosa es la foto fija de hoy y otra el recuerdo que deja el órdago soberanista, que al menos un 10% de los encuestados por Barclays cree que podría convertirse en un dolor de cabeza más peliagudo más adelante.
La falta de contundencia de Rajoy no gusta entre los inversores internacionales, que empiezan a pensar que el presidente ha perdido una buena oportunidad de enterrar a Mas. Un asunto muy menor hoy, pero que como todos los muertos que no se entierran bien pueden acabar por salir del armario en el momento más insospechado. La opinión de ese 30% de los encuestados que no ven Cataluña como una amenaza o que no saben o no contestan no debería caer en saco roto.
Claro que a los Gobiernos el medio y el largo plazo les importa más bien poco. Lo suyo es lo de hoy, lo calentito. Algo muy parecido a lo que ocurre con los inversores que, prácticamente, sólo tiene ojos para el BCE de Mario Draghi.