Los cristianos siguen siendo perseguidos en Nigeria. Al menos cinco personas murieron hoy y otras ocho resultaron heridas tras explotar una bomba en una iglesia de la ciudad de Kano, en el norte de Nigeria, informó la Policía.
El ataque ocurrió sobre las 13.30 hora local (12.30 GMT) cuando, después de la celebración de una misa, un individuo lanzó un artefacto explosivo contra la iglesia desde el otro lado de la calle, relató la Policía nigeriana en su cuenta oficial de la red social Twitter.
La explosión, explicó, causó al menos cinco muertos y ocho heridos, que fueron trasladados al hospital.
La Iglesia Católica de San Carlos, objeto del ataque, está ubicada en la barriada cristiana de Sabon Gari, que ya ha sido atacada anteriormente por militantes del grupo islamista Boko Haram. La Policía, que aseguró haber detenido a tres hombres sospechosos de este ataque, ha desplegado un fuerte dispositivo en las proximidades de la iglesia para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Aunque ningún grupo ha reivindicado el ataque, las autoridades sospechan que puede ser obra de la milicia radical islámica Boko Haram, que ha intensificado sus ataques en el norte del país.
Hace tan solo tres días, también en la ciudad de Kano, al menos cuatro personas murieron tras estallar una bomba en una estación de autobuses.
Kano, capital del estado homónimo, también fue objetivo hace un mes de un atentado terrorista cometido por la secta radical islámica Boko Haram, que mató a ocho personas con una bomba en la Escuela de Sanidad.
Los estados más castigados por la violencia de este grupo insurgente son los de Adamawa, Yobe y Borno, este último convertido en feudo espiritual y operativo de sus fieles.
Boko Haram, que significa en lenguas locales «la educación no islámica es pecado», lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.
En lo que va de año Boko Haram ha asesinado a cerca de 3.000 personas, y a más de 12.000 desde 2009, según los cálculos del Gobierno nigeriano.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.
«El terrorismo ya es parte de nuestras vidas»
«El terrorismo comienza a ser parte de nuestras vidas. Mientras el mundo observa, los cristianos están siendo asesinados, las iglesias están siendo bombardeadas. Estamos sufriendo un auténtico genocidio”, asegura el presidente de la Asociación Cristiana de Nigeria (CAN, en sus siglas en inglés) Ayo Oritseyafor.
El conflicto entre musulmanes y cristianos en Nigeria se remonta a 30 años atrás, cuando los musulmanes comenzaron a imponer el islam en la sociedad, aunque se ha recrudecido en los últimos años con el aumento de atentados terroristas de la secta Boko Haram. En los últimos dos años 2.500 cristianos han sido asesinados, denuncia Oritseyafor.
Es una «gran crisis religiosa», pero “nada de esto está siendo causado por los cristianos, siempre son los musulmanes los que provocan. Los cristianos no tenemos armas, no atacamos”, explica Oritseyafor. “Lo mismo que está pasando en Europa y en América está pasando en Nigeria”.
En el norte, los cristianos tienen que esconder su culto, especialmente en los estados de Yobe, Kano o Borno. La peor parte se la lleva la ciudad de Maiduguri, la capital de este último estado, donde el director de la asociación afirma que, aunque la sharia (ley islámica) no está impuesta por ley, la gente tiene que fingir que la cumple para no ser asesinado.
«Las iglesias han tenido que cerrar»
La mayoría de colegios son musulmanes y los que no lo son, los seculares, «están siendo blanco de los ataques». Los colegios suelen ser atacados durante la noche cuando están vacíos para evitar que los niños puedan acceder durante el día, asegura el director de la CAN.
Hace apenas tres semanas la Universidad de Kano sufrió también un ataque. Al menos 20 jóvenes murieron en un atentado contra dos iglesias que había dentro de la universidad.
El conflicto repercute de manera directa en la convivencia de los nigerianos, lamenta Oritseyafor. Los terroristas radicales islámico matan incluso a fieles de su propia religión cuando estos simpatizan con los cristianos, lo que aumenta aún más la segregación.