El fin de semana de Pascua no ha sido de celebración para la ciudad de Chicago, donde nueve personas han muerto en el último brote de violencia juvenil que ha tenido lugar en el país. De 2013 hasta ahora, el departamento de Policía de Chicago ha conseguido reducir en un 20% los asesinatos en la ciudad, y el primer trimestre de 2014 registró la menor tasa de muertes violentas en todos los primeros trimestres desde 1958. Más de cincuenta años reduciendo agresiones que llegaron a su fin los últimos dos fines de semana, cuando la violencia se ha disparado.
Si se suman las víctimas de los dos últimos fines de semana, la cifra de heridos por disparos de bala superan los 70 y las víctimas mortales alcanzaron la decena. Si tenemos en cuenta sólo las cifras del fin de semana de Pascua, las cifras son escalofriantes: cerca de 40 heridos y nueve muertos.
“Una mala semana”, lamenta el superintendente de la Policía Garry McCarthy, en declaraciones que recoge ‘NBC News’. Aunque la violencia de las últimas semanas no echa por tierra todo lo que se ha conseguido, particularmente en los dos últimos años, sí que advierte de que este ascenso de violencia es un recordatorio de que aún queda mucho trabajo por hacer en Chicago
Este lunes, el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, condenaba la oleada de violencia del fin de semana y hacía un llamamiento a los adultos de la ciudad para que inculquen los valores correctos a sus hijos y que se levanten y exijan una mayor seguridad en sus barrios. Sólo un día después, este mismo martes, otras ocho personas resultaban heridas en menos de siete horas por disparos de balas, aumentando el balance que, hasta entonces, estaba en torno a la treintena de víctimas.
McCarthy ha ordenado incrementar el trabajo de las patrullas en las zonas que más se han visto golpeadas por la violencia y ha aplaudido la decisión de crear una fuerza especial de fiscales federales cuyo único objetivo es intentar detener esta ola de violencia.
Pero a pesar de cualquier tipo de ayuda, el superintendente sostiene que lo que se necesita es modificar la tendencia de la que Chicago ha oído hablar durante dos décadas. “Llevamos hablando de homicidios en Chicago al menos un millón de veces”, pero todavía no se ha encontrado una solución.
Una trágica Semana Santa
El último incidente mortal tuvo lugar el domingo a mediodía, en torno a las 13:00. Un todoterreno de color naranja bloqueó de frente a un Lincoln Navigator en una intersección de la ciudad. Del vehículo salieron dos personas con armas de fuego y comenzaron a disparar contra el Navigator. Según un pequeño de 13 años que vive cerca de la zona donde tuvo lugar el incidente, los autores del tiroteo llevaban puestas máscaras blancas. Un hombre de 33 años perdió la vida en el mismo momento; otro, de 19 años, murió poco después cuando ya había sido trasladado al hospital.
Durante la mañana del sábado, dos adolescentes aparecieron muertos en un edificio de apartamentos. Según la madre de una de las víctimas, ambos fueron asesinados por una disputa que habían mantenido en Facebook. Jordan Means, de 16 años, y Anthony Bankhead, de 18, recibieron sendos disparos en la cabeza. “Una discusión ha provocado esto, es una locura”, asegura Camille Cochran, la madre de Jordan, el pequeño de sus tres hijos. Estudiaba en segundo grado del instituto de Bowen, jugaba al baloncesto y era un ‘donjuán’, explica su madre.
Una agente de la Policía de Chicago y su marido, sheriff del condado de Cook, también aparecieron muertos con disparos en su apartamento el domingo de madrugada. Al parecer, podría tratarse de un caso de violencia de género: el sheriff podría haber matado a su esposa primero para suicidarse después. El sábado, en torno a las 9:30 de la mañana, las autoridades encontraron el cadáver de un hombre de 43 años que había recibido múltiples disparos. Poco antes, cerca de las 2 de la madrugada, un joven de 19 años, Nicholas Ramirez, moría a manos del conductor del coche contra el que se chocó, aunque este asegura que Ramirez ya estaba muerto antes de dispararle. Trevolus Pickett, de 20 años, recibió un disparo en la cabeza que acabó con su vida durante la noche del viernes.
Entre los heridos también hay menores
La semana de Pascua también ha acabado con más de 40 personas heridas de bala. Entre ellos se encuentran cinco niños, víctimas de un tiroteo cerca del barrio de Park Manor. Los pequeños volvían de la escuela, en torno a las 19:30, cuando un coche se detuvo para preguntarles algo. El grupo salió corriendo pero alguien desde el coche abrió fuego, alcanzando a cuatro niñas y un niño. “Creía que eran petardos, pero de repente vi a todo el mundo corriendo”, asegura un testigo, Kimyana Bryant. “Mi madre corrió hacia nosotros, pero yo estaba intentando alcanzar a los niños del parque. Me los traje para que pudieran estar con nosotros en casa”, añade.
Dos de los menores, una niña de 11 años otra de 14, se encuentran en estado crítico, mientras que el resto están estables. En la escena del tiroteo se recuperaron al menos 23 cascos de bala. “Ni siquiera se puede ir al parque y disfrutar sin que pase algo como esto”, asegura otra de las residentes de la zona, Christiana Sanders. “Los niños deberían poder estar en sus barrios sin tener que preocuparse de la violencia. Esto tiene que parar”, añade.
Otra niña de 15 años fue herida tas recibir un disparo cuando iba en la parte de atrás de un coche por una calle del norte de Chicago. Este se cruzó con otro automóvil en el que viajaban tres hombres que, según el portavoz de la Policía, hicieron signos de alguna pandilla de la zona. Comenzaron a disparar y alcanzaron a la pequeña.