En plena Guerra Fría, el mundo presenció la edad de oro de la cosmonáutica soviética, que superó por mucho las tentativas estadounidenses. Concluía la Segunda Guerra Mundial y comenzaba la carrera espacial, que dio el pistoletazo tal día como hoy hace 59 años, cuando la Unión Soviética lanzó el primer artefacto al especio exterior: el Sputnik I.
Este satélite tenía el tamaño de un balón de baloncesto, una esfera de poco más de medio metro de diámetro con cuatro largas antenas telescópicas de dos metros de longitud. Tenía una masa en órbita de 80 kilogramos, alcanzando orbitar una elíptica alrededor de nuestro planeta en 98 minutos.
El impacto que tuvo el Sputnik I sobre el desarrollo tecnológico durante el siglo XX es muy importante: se inició la carrera por el espacio que tendría su culminación a finales de la década de los 80. La entonces Unión Soviética había ganado a Estados Unidos en la lucha por colocar el primer satélite artificial. Más tarde la meta era ver quién colocaba al primer ser vivo en el espacio.
Solo un mes más tarde, en noviembre de 1957, los soviéticos posicionaron en órbita terrestre el primer ser vivo, la perra Laika. Se veía venir que la URSS quería enviar hombres al espacio y que el animal era un ensayo. De este modo, lo que ahora se conoce como Rusia mostraba con orgullo su desarrollo tecnológico.