Cuando la crisis aprieta lo que más se agudiza es el ingenio. En estos primeros cinco meses de Gobierno, Mariano Rajoy ha llevado a cabo importantes recortes y alguna que otra subida de impuestos. El alcohol y el tabaco fueron los primeros frentes que atacó el Ejecutivo. Dos puntos muy polémicos, pero muy recurrentes si lo que se quiere es engrosas las arcas públicas.
Ahora le podía tocar el turno a la ‘comida basura’. Un informe realizado por la universidad de Oxford anima a los gobierno a subir los impuestos de estos alimentos un 20% para que descienda su consumo. Una idea a la que se le podría dar la vuelta y ser utilizada no solo para salvar vidas, sino también para ingresar más y a su vez reducir los gastos relacionados con las enfermedades cardiovasculares tan relacionadas con estos tipos de dietas.
La subida de los impuestos en el tabaco y en el alcohol no genera tanto rechazo entre los ciudadanos como si ocurre con otras partidas. Si se reduce su consumo, también bajará el número de personas con enfermedades relacionadas con estos elementos como son el cáncer de pulmón o la cirrosis. El informe también afirman que en el caso de la comida, el precio es un factor clave con su consumo: a mayor precio menos se compra.
Según un informe de la OMS, en el último año han muerto cerca de 3 millones de personas por enfermedades relacionadas con una mala alimentación. Este hecho también habrá incrementado los gastos médicos de estas personas, por lo que subir los pecios de la ‘comida basura’ podría tener un doble beneficio para el estado.
Concienciar a los ciudadanos para que cambien sus hábitos alimentarios puede ser lo más difícil. Existe el tópico de que la comida sana es más cara, por lo que la subida de precios de alimentos como las hamburguesas, los chocolates y los bollos puede ser la clave para que la dieta mediterránea vuelva a las casas de los españoles.
Así que nos podemos encontrar con la paradoja de que el Gobierno puede decir por primera vez que nos sube los impuestos por nuestro bien. La cuadratura del círculo. La pregunta ahora es: ¿Se atreverán a hacerlo?