¿Se abstendrá el PSOE para facilitar el Gobierno?
La gran incógnita. El hoy presidente de la gestora socialista, el asturiano Javier Fernández, argumentaba así el pasado viernes: “Ahora ya solo quedan dos alternativas: o gobierna la fuerza más votada o nos vamos a elecciones”. No parece que la intención de muchos de los que han depuesto a Sánchez sea ir de nuevo a las urnas con un partido descuartizado. Y dado que Susana Díaz siempre ha defendido que “con 85 diputados no se puede gobernar”, pues blanco y en botella… Aunque salvo Fernández Vara, ningún otro dirigente importante en activo (Felipe González es otra cosa) se ha pronunciado hasta hoy claramente sobre la necesidad de la abstención.
El problema para el PSOE será de discurso. Cómo justificar la transición del “no es no” a la abstención “patriótica”. Seguramente sea el momento de la abstención condicionada que el presidente extremeño explicitaba el viernes en su blog: abstención a cambio de un aumento del salario mínimo interprofesional, reformas en la legislación laboral y educativa, y derogación de la denominada “ley Mordaza”.
Los habrá también que quieran poner un precio al PP. Y ese sería la cabeza de Rajoy. Pero el PSOE, roto y aterrado ante una cita electoral que le perjudicaría, carece de fuerza negociadora para conseguir esta cesión de los ‘populares’ en este momento.
En cualquier caso, la realidad es que el mandato del comité federal de votar ‘no’ a la investidura de Rajoy no fue derogado este sábado y sigue vigente, como este domingo han recordado el catalán Miquel Iceta (“Estamos donde estábamos») y el balear Francesc Antic, miembro de la gestora y defensor de la tesis de Sánchez (“Si eso se tiene que cambiar, habrá que consultar a la militancia”).
Hay también dirigentes que votaron el sábado contra Sánchez y que no están de acuerdo en facilitar un Gobierno del PP, como el valenciano Ximo Puig y el manchego Emiliano García-Page. Ambos gobiernan sus comunidades gracias al apoyo de Podemos o de sus confluencias.
Los nuevos dirigentes del PSOE post-Sánchez tienen una patata caliente en sus manos. El dilema de la abstención, convertido por Sánchez en la cortina de humo con la que intentó ocultar su gestión ante la indefinición del sector crítico, ha quebrado el partido. El tic tac de la nueva convocatoria electoral avanza. Apenas queda un mes. Y Podemos está al acecho…
¿Quién manda ahora en el partido?
Susana Díaz… y Felipe González, que ha demostrado su capacidad de influencia después de llevar cuatro lustros retirado.
La ‘baronesa’ andaluza tuvo que remangarse a fondo para derrocar al pupilo indomable. No hay federación más potente que la andaluza y ella es la líder indiscutible al sur de Despeñaperros. Díaz ha colocado a dos hombres suyos en la gestora que desde hoy pilota el partido; uno de ellos, el portavoz del grupo socialista en el parlamento andaluz, Mario Jiménez.
Si Díaz sola no lo puede todo, no hay otro que lo pueda sin contar con ella.
¿Volverá Pedro Sánchez?
No es la primera vez que un líder socialista dimite para luego volver. Lo logró Felipe González cuando forzó el debate sobre la necesidad de abandonar el marxismo y el partido rechazó su propuesta. Cuatro meses después, el joven abogado laboralista recuperaba la secretaría general.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla ha revelado que Sánchez le llamó poco después de su dimisión para comunicarle que se presentará a las primarias en las que el PSOE debe elegir a su nuevo líder.
Este domingo, el secretario general de los socialistas murcianos, Rafael González Tovar, ha dicho que Sánchez “ha dado un paso centrado en los principios, que es un paso de futuro». Y Odón Elorza, excalde de San Sebastián, ha escrito que el ya ex secretario general podrá presentarse como un «dimisionario voluntario que se va como víctima objeto de una persecución y de una sucia maniobra por negarse a apoyar a Rajoy». Por lo que, en su opinión, se presentará para ganar las primarias «cuando toque».
Sánchez perdió la votación decisiva por 132 votos frente a 107. Dato que demuestra que el respaldo con el que contaba dentro del partido no era anecdótico.
¿Quién será el nuevo líder?
La gran pregunta. Aún sin respuesta definitiva. Y más en un partido acostumbrado a encumbrar a terceras alternativas para evitar a los candidatos incómodos. Ocurrió con Rodríguez Zapatero frente a José Bono. Y volvió a repetirse con Pedro Sánchez, elegido como mal menor frente a Eduardo Madina.
Está por ver si la lideresa andaluza se decide a cruzar el Guadalquivir y abandona la comodidad del poder en su feudo por el trabajo a destajo en un partido electoralmente diezmado e internamente destruido. O si la relación recuperada con el joven diputado vasco es ahora suficiente para auparlo a Ferraz. De momento, parece que Madina podría sustituir como portavoz socialistas en el Congreso a Antonio Hernando, que se ha mantenido fiel a Sánchez hasta el último momento.
Tendrán que decidir también los socialistas si buscan un secretario general que no necesariamente tenga que ser el candidato electoral. En ese caso, el presidente asturiano, Javier Fernández, tiene muchas papeletas por su carácter moderado y conciliador.
¿Superará el PSOE este trauma?
No se recuerda un destrozo igual en cuarenta años de democracia. Lo que ha sucedido esta semana no tiene color con las batallas de los ‘guerristas’, las luchas en la histórica FSM… Habría que remontarse a los meses previos a la Guerra Civil, cuando Largo Caballero vio en la contienda la palanca necesaria para la revolución proletaria frente al moderado Julián Besteiro.
En la gestora constituida anoche hay un cierto esfuerzo por la integración, al haberse incluido a tres vocales de federaciones proclives a Sánchez. La gestión que se haga de la abstención o no va a decidir gran parte del futuro de un partido “podemizado” en sus bases.
La estabilidad en el gran partido de la izquierda española es una cuestión nacional. Si un PSOE exhausto cede la hegemonía a Podemos, la alternativa al PP será una formación que cuestiona los pilares del régimen constitucional nacido en 1978.