El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, afirmó hoy que ya no quiere «pedir o exigir cambios» a gobiernos, como los que se ha jactado de imponer a los de la Comunidad de Madrid, Andalucía o Murcia, sino «llevarlos a cabo», porque «si estamos en manos de los inmovilistas, no cambiaremos nada».
Rivera dio este giro a su discurso de los últimos meses en un mitin en Murcia con aroma de precampaña de las elecciones generales del 20 de diciembre. Allí, quiso presentar, competirán quienes tienen «ganas» con los que tienen «miedo», al cambio o «a que les manden a su casa».
Rivera se definió como «inconformista» para distinguirse del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, satisfecho según el líder de C’s con un 22% de paro, y, frente al PSOE, se propuso, no hacer «todo lo contrario de lo que este Gobierno ha hecho», sino llevar a cabo «lo que no ha hecho».
Para evitar que se sitúe a Ciudadanos como partido que obligará al PP o al PSOE a introducir cambios, justo aquello de lo que se ha vanagloriado en los últimos meses y que reivindicó también por hallarse en Murcia, donde C’s ha promovido un cambio en la ley electoral y la marcha de imputados por corrupción, Rivera preguntó: «¿Alguien se piensa que la vieja izquierda o la vieja derecha van a cambiar algo?».
El presidente de Ciudadanos también quiso presentarse como el líder capaz de sentar a negociar al resto de partidos. Para ello, se jactó de que la líder del partido en Cataluña, Inés Arrimadas, haya puesto de acuerdo, según lo presentó, al PP y al PSC para registrar junto su recurso contra la admisión a trámite de la propuesta de resolución de inicio del proceso independentista en Cataluña. «Nos han votado para que seamos dialogantes y exigentes», interpretó.
Otro mensaje que quiso trasladar Rivera es el de que Ciudadanos podría presentar un cuarto proyecto para España, después de los de los expresidentes del Gobierno Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar. En este sentido, parafraseó al primero al reclamar que la política ha de hacer normal lo que ya es normal en la calle. En concreto, cambiar y reinventarse como ha hecho la gente para sobrevivir a la crisis. Y eludir «debates estériles» para dividir a los españoles en rojos y azules, en probable alusión a la polémica resucitada por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sobre cuál ha de ser el estatus de la asignatura de Religión.