Los analistas creen que los socialistas catalanes cuentan con un porcentaje significativo de voto oculto; un voto que se avergüenza de ellos en las encuestas, pero no en las urnas.
En cualquier caso, su bajada de diputados está asegurada. Esto, por otra parte, es algo que los líderes del PSC y PSOE ya daban por descontados. Ahora, justo ahora, ya sin elecciones a la vista hasta dentro de tres años, comienza la auténtica travesía en el desierto de Rubalcaba. Porque lo que ha habido antes, desde que Rubalcaba fue elegido secretario general del partido hasta hoy, ha sido navajeo constante y peleas por la silla de la secretaria, un navajero y unas peleas que venían propiciadas por las malas noticias que llegaban tras cada elección regional.
Rubalcaba, y sus adversarios internos, ya sabe todo lo que hay que saber. Ambos entran en la siguiente fase: realizar un análisis en profundidad de qué es lo que ha fallado y ver un como se reflota el barco. La vieja guardia saber que vienen tiempos difíciles, y que ellos son los únicos que tienen la piel lo suficientemente curtidas para aguantarlos.