Desde 1999, como jefe del estado o como primer ministro del gobierno, Vladimir Putin siempre se las ha ingeniado para mantenerse a la cabeza del gran país transcontinental.
El exagente de la policía secreta KGB llegó a la presidencia de Rusia tras la dimisión de Boris Yeltsin a mitad de su segunda legislatura. “En ocasiones la adicción al alcohol de Yeltsin no le permitía cumplir con sus obligaciones», cuenta a Teinteresa el periodista y experto en derecho internacional, Salvador de Pedro Buendía, quien cree que Putin convenció al primer presidente de Rusia, tras la caída de la URSS, para que dejase el poder y le nombrarse su sucesor.
Putin se puso así, por primera vez, a la cabeza de Rusia durante dos mandatos presidenciales. En 2008 tras agotar las dos legislaturas consecutivas que permite la constitución, el líder ruso no quiso renunciar al poder y decidió perpetuarse nombrando como candidato a la presidencia a su hombre de confianza Dmitri Medvedev y “autonombrándose” primer ministro (el equivalente a presidente del gobierno).
Pero han pasado ya cuatro años y Putin no ha podido reprimir sus deseos de volver a la jefatura del estado y no ha dado opción a su sucesor a presentarse a la reelección, explica Buendía.
Pero, ¿cuáles son los poderes que el jefe del estado o presidente tiene en Rusia que tanto anhela Putin?
El experto señala que, a efectos prácticos, “el presidente del país posee la autoridad para nombrar al primer ministro y a determinados ministros, como los de defensa o exteriores. Además, puede disolver el parlamento, nombrar a los gobernadores de las oblast (el equivalente a nuestras autonomías), vetar decisiones gubernamentales cuando afecten a la constitución o al presupuesto, así como anular o echar para atrás determinadas leyes ”.
“El presidente de Rusia tiene incluso más poder que el presidente de Estados Unidos”, añade el historiador Ángel Maestro. “Tiene el mando supremo de las fuerzas armadas” y lidera “un régimen autoritario, con poderes amplísimos”, que podrían equipararse a los del expresidente francés Charles de Gaulle. Lejos de ir perdiendo fuerza, las competencias del presidente han ido aumentando con el tiempo, explica Maestro.
Estos poderes permiten que el presidente de Rusia pueda controlarlo absolutamente todo. Es por ello que Putin no ha dejado escapar una legislatura más para volver a esa posición.
Además, gracias a una reforma constitucional llevada a cabo durante los años de Medvedev, el hasta ahora mandato del presidente que se ceñía a cuatro años ha pasado a seis. De esta manera Putin podrá por ley mantenerse como jefe del estado durante dos períodos más de seis años: hasta 2024.
Tras el cese de Putin como primer ministro para pasar a ser jefe del estado, ahora solo queda esperar a ver a quién propone el nuevo presidente para liderar el gobierno. Buendía cree que no será el “títere Medvedev”: “es demasiado descarado”. Aunque todo está por ver…