Un grupo de 204 refugiados sirios de los 216 previstos inicialmente ha viajado hoy desde el Líbano hacia España en el marco de un proceso de reubicación de la Unión Europea. El proceso se creó para hacer frente a las consecuencias humanitarias de la guerra de Siria.
Las críticas a Europa han sido constantes por la lentitud del proceso que ha llevado a que miles de personas continúen viviendo en campos de refugiados en distintos países. En el caso del viejo conteniente, la mayoría en Grecia (66.400) e Italia (39.600) ya que la ruta más utilizada por los refugiados es la de cruzar el Mar Mediterráneo y al llegar allí las políticas de asilo y de la UE impiden que continúen avanzando.
La llegada de estas 200 personas se produce en el marco de la crítica constante por la lentitud de los veintiocho. La selección de este grupo fue hecha el pasado mes de mayo por un equipo de 14 miembros de los ministerios del Interior, de Empleo y Seguridad Social, junto con efectivos de la policía española que se trasladó a Beirut. Además, ya es conocido que se espera un último reasentamiento de 350 refugiados para el próximo mes de septiembre, con el que España cumplirá su compromiso ante la UE de acoger a 1.449 refugiados en 2017.
España está por encima de la media de acogida de la UE ya que ocupa el séptimo puesto de 32, según la vicepresidenta del Gobierno. Soraya Sáenz de Santamaría explicó hace unas semanas que entre 2015 y 2016 el país recibió 40.000 peticiones de asilo y en lo que llevamos de año, otras 16.000.
Sin embargo, aunque la vicepresidenta del gobierno confirme que se ha cumplido con los compromisos del año 2017 y que España ocupe un buen puesto comparado con otros países europeos, a nivel global se sigue sin dar la talla en el asunto. Hasta la fecha España ha acogido a 1.488 solicitantes de protección internacional, de los 17.337 refugiados a los que se comprometió a dar asilo, es decir, apenas un 7,5 % del total, según denunció recientemente la ONG Oxfam Intermón.
A nivel general, Europa sigue sin llegar a niveles aceptables. Según publicó la Comisión Europea en su último informe, fechado en el pasado mes de marzo, solo 13.456 personas han sido reubicadas, lo que representa un 14% de la obligación legal que se impusieron los propios estados miembros. Solo en Grecia e Italia esperan un total de 106.000 personas.
Los Estados que más atrasados van con sus compromisos comunitarios en relación a la acogida de refugiados son Bulgaria, Eslovaquia o Croacia que tan solo han llegado al 1-2% de sus obligación. Fuera de esta estadística se quedan Hungría y Polonia que siguen negándose a aceptar esta medida.
La llegada a España
Estas personas fueron trasladadas en autobuses desde sus lugares de residencia en el Líbano hacia el Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut, desde donde partieron en avión hacia Madrid. Dos familias no pudieron viajar hoy porque no tenían la documentación pertinente. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha señalado a los medios que estaban presentes que llegarán cuando consigan toda la información que les faltan.
«Cuando me dijeron que fui seleccionada para viajar a España comencé inmediatamente a tratar de aprender las letras en español, a pesar de que nos dijeran que allí nos enseñarán», señaló a Efe Batul, de 25 años y procedente de Alepo. «Estoy feliz y con la esperanza de que voy a poder tener una vida normal y enviar a mis dos hijos a la escuela», agregó mientras deseó que su marido, una vez que aprenda español, pueda tener un trabajo y una «vida digna».
Aseguró que antes de la guerra civil en Siria, en 2011, vivían bien en Alepo, pero por los bombardeos «decidimos venir al Líbano con la esperanza de tener una vida normal. Sin embargo, mi marido sólo encontraba trabajos temporales. Y mis hijos no iban al colegio. Queremos que puedan estudiar para su futuro».
Munira Taba, de Homs, también mostró a Efe su alegría de poder viajar a España. «Queremos huir de la guerra, que mis hijos puedan estudiar y poder tener una vida normal. Esperamos lograrlo», manifestó. Pero Salam Sabieh, también de Homs, tenía sentimientos encontrados: «Estoy feliz de poder huir de lo que hemos vivido pero tengo cierta aprensión ya que se trata de iniciar una nueva vida en un país extranjero», dijo a Efe.
Finalmente, Quinda Mattar, madre de dos hijos, confesó a Efe que en el Líbano vivían «con el temor de que nos obligaran a regresar a Siria o que nos detuvieran ya que residíamos de modo ilegal en el Líbano, donde pasé los peores años de mi vida». «Cuando nos dijeron que fuimos elegidos para viajar a España, fue una sorpresa muy grande ya que no pensábamos que podíamos tener esa suerte», aseveró. Su marido, un decorador, dijo que su sueño es poder trabajar en España donde podrá hacer cosas que sorprenderán y olvidar todo lo vivido: «Aprenderé español en pocas semanas», afirmó.