Tras la publicación de varias encuestas que daban la victoria en las elecciones europeas al euroescéptico y xenófobo Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), los políticos británicos se han unido para condenar a la formación como lo que sostienen que realmente es: un partido racista.
“La campaña del UKIP tiene que ser expuesta como lo que es, una campaña racista”, aseguraba la exministra de Inmigración laborista Barbara Roche, encargada de dirigir la nueva campaña.
“El partido está practicando lo que, en efecto, es una forma de ‘eurorracismo’: están utilizando el mismo lenguaje y las mismas técnicas que utilizan partidos abiertamente racistas como el Partido Nacional Británico (BNP por sus siglas en inglés) pero, en lugar de señalar a los inmigrantes asiáticos y africanos, señalan a inmigrantes de dentro de la Unión Europea”.
El temor tanto de los laboristas como de los conservadores sobre el ascenso del UKIP se está manifestando en el cada vez más polémico debate sobre cuál es el siguiente paso a dar: atacar u oponerse a las políticas contra la inmigración.
Esta nueva campaña, respaldada por los medios de comunicación sociales y que ha desplegado toda una serie de carteles por la ciudad, cuenta con el apoyo de Migration Matters Trust, una organización esponsorizada por la conservadora Nadim Zahawi y por el liberaldemócrata Navnit Dholakia. Se ha lanzado al mismo tiempo que los resultados de un reciente estudio a nivel europeo que sugiere que los partidos eurófobos como el UKIP podrían obtener más del 30% de los votos el próximo mes de mayo. Los cálculos que ha realizado el ‘thinktank’ Open Europe sugieren que la línea dura de los euroescépticos podría acabar adquiriendo 218 de los 751 escaños disponibles.
En este contexto de lo que han denominado ‘eurorracismo’, Roche ha recordado que no es “menos ofensivo” alertar a los británicos de que tengan cuidado de sus vecinos si son rumanos que si son nigerianos o indios. “Cada día se conoce un nuevo ejemplo del racismo del UKIP, y cada día Nigel Farage intenta desecharlo con los mismos argumentos vagos de las ‘manzanas podridas’”, añade.
Los errores de la campaña
Roche ha hecho este comentario en respuesta a las declaraciones de Farage en una entrevista concedida a ‘The Guardian’ en la que advertía que los británicos deberían tener cuidado de los rumanos. La postura de Roche llama la atención a los críticos, que sostienen que no tiene sentido intentar señalar al UKIP como racista si, en efecto, está ganando apoyo, aparentemente, por el aumento del sentimiento racista. Las encuestas de hecho muestran que la mayor parte de los votantes ni siquiera ven los últimos carteles de la campaña como publicidad racista.
Una alto cargo del ministerio de Asuntos Internos, Jacqui Smith, ha expresado su preocupación en torno al apoyo cada vez mayor a la marca UKIP pero se muestra crítica con esta campaña. Smith ha sugerido, como ya hizo el académico y gurú político Maurice Glasman, que muchos que hasta ahora votaban al Partido Laborista sienten todas sus frustraciones e inseguridad plasmadas en la campaña del UKIP. “Decirles a esas personas que están equivocadas o, peor, que son racistas “dentro del armario”, no es una manera de obtener apoyo”, ha recalcado.
El debate dentro del liderazgo laborista sobre cómo contrarrestar las políticas del UKIP se refleja en la polémica sobre si Ed Miliband debería atacar o reconocer que el apoyo que recibe el partido de Farage refleja una profunda inquietud sobre la inmigración y sobre la desconfianza en la clase política.
La campaña del Partido Laborista se lanzará esta semana, así que todavía se desconoce cómo responderá el partido de Miliband a la influencia del partido xenófobo, ya que hasta ahora sólo se ha enfocado en la crisis del los estándares de vida.