Además, después de la disolución de la URSS, decenas de miles de tártaros de Crimea, que habían sido deportados hacia Asia en el marco de la persecución estalinista, regresaron a la península.
A comienzos de los años 90 Ucrania tuvo grandes dificultades para imponer su dominio sobre Crimea. Kiev ejerció presión durante años para evitar un referéndum sobre su independencia, que las fuerzas pro rusas finalmente fijaron ahora para el 30 de marzo. Como concesión en 1992 se estableció la república autónoma de Crimea.
Con la destitución del presidente ucraniano Víktor Yanukovich y la asunción temporal de un gobierno pro occidental, en Moscú aumentaron los temores por perder esa importante base militar en Crimea.
El sábado, Vladimir Putin obtuvo el visto bueno del parlamento ruso para invadir militarmente Crimea, lo que el gobierno ucraniano interpretó como una «declaración de guerra».