Muchos participantes en la Marcha del Silencio, convocada por el partido Alternativa para Alemania (AfD) y el movimiento islamófobo Pegida protestaron a viva voz y se negaron a disolver la protesta. En el acto se han contabilizado 4.500 asistentes, según la Policía.
Sin embargo, una férrea barrera de agentes y policía montada les impidieron seguir para evitar choques con los activistas antifascistas que también intentaban abrirse paso. En la contramanifestación había unas 3.500 personas.
«Hoy, Sajonia y Chemnitz tienen que enviar el mensaje de que nos opondremos a los instigadores de derecha con todos los recursos del Estado de derecho», ha destacado la alcaldesa de la ciudad, la socialdemócrata Barbara Ludwig.
Más de 70 organizaciones sociales llamaron a la sociedad a plantar cara a la xenofobia. Bajo el lema Corazón En Vez de Persecución, los colectivos antifascistas salieron a la calle para mostrar que Chemnitz es una ciudad abierta y tolerante con personas de todo el mundo y evitar que se utilice la muerte del joven de 35 años presuntamente a manos de dos extranjeros para azuzar la xenofobia.