El grupo islamista nigeriano Boko Haram está utilizando a las chicas y mujeres secuestradas como escudos humanos en el frente de batalla, según denuncia Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado este lunes.
La organización de defensa de los derechos humanos ha recopilado testimonios de decenas de exrehenes, que sacan a la luz sus secuelas físicas y psicológicas. En el informe, una joven de 19 años secuestrada durante tres meses por Boko Haram dijo que fue obligada a participar en los ataques de los islamistas.
«Me pidieron que llevara las municiones y me tumbara en la hierba, mientras ellos luchaban. Venían a aprovisionarse durante el día, durante los combates», contó la chica a HRW. La ex rehén cuenta también que recibió la orden de degollar a uno de los miembros de una milicia privada, capturado por Boko Haram, con ayuda de un cuchillo.
«Estaba temblando de terror, y no pude hacerlo. Entonces la mujer del jefe del campamento tomó el cuchillo y lo mató«, añade. Este año hubo varios atentados suicidas perpetrados por mujeres, algunas muy jóvenes, aunque no se ha podido determinar si eran rehenes del grupo insurgente o voluntarias.
Las exrehenes, que pasaron entre dos días y tres meses en manos de sus captores, dijeron que fueron llevadas a ocho campamentos diferentes, en la selva de Sambisa, en el Estado de Borno (norte), y en las montañas de Gwoza, entre Nigeria y Camerún.
Los testimonios que muestra el informe hablan de violaciones, matrimonios forzosos y demás violaciones de los derechos humanos. De hecho uno de los testimonios más horribles es de una de las víctimas del estado de Borno, una de las zonas que más ha sufrido la ira de Boko Haram.
Habla una niña de quince años, sus palabras, estremecedoras. Ella le suplicó a uno de los comandantes irsugentes que era demasiado joven para casarse, hablamos de matrimonios forzosos, en este caso. Este le contestó señalando a su hermana pequeña de cinco años: «Si ella se hubiera casado el año pasado y estuviera esperando a la consumación de su matrimonio hasta la pubertad, ¿por qué tú eres demasiado joven para casarte?
La organización de derechos humanos ha entrevistado a muchas jóvenes y mujeres nigerianas que han sufrido los abusos de los sangrientos terroristas. Muchos de los casos de violaciones por parte de los comandantes de Boko Haram, dice la institución, se produjeron por parte de los soldados en los matrimonios forzosos. La organización asegura que no les han contado toda la verdad y esto principalmente se debe a que hay un estigma en torno a las violaciones y los abusos sexuales en esta zona del norte de Nigeria. Silencio total, nadie quiere denunciarlo.
Medio millar de secuestradas desde 2009
Según HRW, que entrevistó para este informe a 30 mujeres entre abril de 2013 y abril de 2014, más de 500 han sido secuestradas desde que Boko Haram lanzó su insurrección en el norte del país en 2009.
El informe fue publicado al día siguiente de conocerse que treinta adolescentes, chicos y chicas, algunos de 11 años, fueron secuestrados este fin de semana en el Estado de Borno. La semana anterior, sesenta chicas y jóvenes fueron capturadas en Wagga y Gwarta, dos ciudades de este Estado.
Estos secuestros arrojan más sombra sobre el acuerdo de alto el fuego que el gobierno dijo haber concluido con Boko Haram a mitad de octubre, por el cual debían ser liberadas 219 adolescentes raptadas por los islamistas en abril en la localidad de Chibok.
Una de las ex rehenes de Chibok contó que fue obligada a cocinar y a limpiar para otras mujeres, que disfrutaban de un trato preferencial «por su belleza». Otros testimonios dan cuenta de violaciones y violencia física. Una mujer asegura haber sido amenazada de muerte, con una cuerda al cuello, hasta que aceptó convertirse al islam.
Secuestran a mujeres casadas y con hijos pequeños
Los ciudadanos del norte de Nigeria están atemorizados, los avisos de secuestros son el pan nuestro de cada día. Este informe recoge el testimonio de una joven de 18 años que cuenta el terrible caso de su familia.
«Mi madre me dijo que corriera desde nuestro poblado hasta otro en el que sabíamos que no estaban. En febrero la mujer de mi hermano de 16 años fue secuestrada junto a sus dos hijos pequeños. Hasta el momento no sabemos nada de ellos. Los insurgentes volvieron al pueblo para matar a mi otro hermano y llevarse a su mujer, también adolescente, pero dejaron a su bebé. Ella se escapó de uno de los campos de los radicales y entonces recibió la noticia de que su marido había sido asesinado. Llevo durmiendo en una Iglesia desde que llegué a este pueblo hace unos días, mi madre me dijo que huyera porque iba a ser la próxima», relata esta joven nigeriana a HRW.
Boko Haram engañó a las niñas de Chibok
HRW engañó a las niñas de Chibok, la organización ha conseguido entrevistar a doce de las que escaparon y en sus testimonios cuentan cómo las engañaron vilmente. Una de ellas, de 18 años, cuenta: «Vinieron dos hombres, nos dijeron que eran de la policía, nosotras nos lo creímos. Luego llegaron el resto de los insurgentes, y comenzaron a gritar «Alá es grande», entonces nos dimos cuenta de que eran de Boko Haram. Nos amenazaron de que todo aquello que habíamos oído de quema de iglesias, secuestros, secuestros de estudiantes, que todo eso nos ocurriría a nosotras. Comenzamos a llorar y nos dijeron que nos callásemos».
Una mujer de veinte años cuenta cómo dejaban morir a las chicas cristianas que llevaban pantalones. En una de sus vivencias en la zona de Firgi relata cómo obligaban a los chicos musulmanes a unirse a sus filas, a otros directamente les rajaron el cuello, dijeron que no les servían. «A las chicas cristianas que llevaban pantalones les disparaban en las piernas y las dejaban morir desangradas, al resto de nosotros nos llevaron al campo de Sambisa», narra.
os terroristas separaban como a ganado a las mujeres y a los hombres, dintinguiéndolos como cristianos y musulmanes. Una mujer de 22 años cuenta cómo vivió esta experiencia en un autobús: «Tan pronto como nuestro autobús paró los insurgentes empezaron a gritar «musulmanes a este lado y vosotros cristianos, infieles, a este otro lado». Y continúa: «dos hombres de nuestro grupo recibieron un disparo en la pierna, unas mujeres comenzaron a chillar y también les dispararon en las piernas. Les dijeron a todos que volvieran al autobús. Yo tuve la suerte de escapar antes de que alcanzáramos el campo de Boko Haram».