La situación ya era por sí delicada tras once años de bloqueo, en la medida en que los límites impuestos por las autoridades israelíes han provocado problemas de suministros básicos y cortes de electricidad. Ahora, se ha agravado por la gran represión ejercida contra la ola de manifestaciones que comenzó a finales de marzo.
El Ministerio de Sanidad local cifra en casi 8.000 los palestinos que han sido ingresados durante este periodo en el hospital, entre ellos más de 3.900 con heridas de bala. Muchos de estos heridos arrastrarán secuelas permanentes, incluida la amputación de alguno de sus miembros.
El relator de la ONU para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos ocupados, Michael Lynk, y el responsable de analizar el derecho a la salud, Dainius Puras, han dicho este jueves estar «profundamente preocupados» por la presión que esta ola de heridos ha provocado al «ya de por sí saturado» sistema sanitario gazací.
En este sentido, han considerado «inaceptable» que «muchos de quienes requieren asistencia que no está actualmente disponible en Gaza han visto rechazados sus permisos de salida para acceder a atención médica fuera», según un comunicado difundido por las oficinas de Naciones Unidas en Ginebra. De las 93 solicitudes remitidas, solo se habrían aprobado 24 y 20 están pendientes de resolución.
Los expertos han apelado al «derecho a la salud» para instar a Israel a facilitar la atención de la población. «Respaldamos el llamamiento del secretario general de la ONU para que Israel termine con su bloqueo ilegal y sea un aliado activo para que Gaza reconstruya su economía y resucite su sector sanitario», han añadido.
Por otra parte, han instado a la comunidad internacional a ser «generosa» en sus donaciones para cubrir las necesidades humanitarias en la Franja de Gaza. La recaudación suma por ahora 6 millones de dólares, pero hacen falta casi 13 millones de dólares más.