La líder opositora de Birmania, Aung San Suu Kyi, se mostró prudentemente optimista acerca de la llegada de la democracia a su país, tras recibir en la casa donde estuvo prisionera muchos años a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
La Premio Nobel de la Paz ofreció su apoyo a la primera e histórica visita de un jefe de la diplomacia estadounidense a su país en más de medio siglo y también al encuentro de Clinton con los nuevos dirigentes del régimen civil, que reemplazó a la junta militar disuelta en marzo.
«Tengo mucha confianza en el hecho de que si trabajamos todos juntos no habrá un retroceso en el camino hacia la democracia», manifestó ante la dirigente estadounidense. El régimen, que multiplicó las reformas políticas en los últimos ocho meses, debe mostrar más progresos pero «esperamos conseguirlo tan rápidamente como sea posible», añadió.
Por su parte, Clinton mencionó haber visto «aperturas» en este viaje de tres días por lo que ello hay «motivos para el optimismo». La secretaria de Estado estaba visiblemente feliz de su encuentro con el ícono de la democracia birmana, abrazándola repetidamente.
Durante una cena particular en la víspera, Clinton le había entregado a Suu Kyi una carta personal del presidente Barack Obama, donde el mandatario le aseguraba el firme apoyo estadounidense.
A pesar de la atmósfera calurosa, las dos mujeres expresaron sus inquietudes con relación a los prisioneros políticos, entre 500 y 1.600, así como de la violación de los derechos humanos en las zonas donde las minorías étnicas luchan desde hace décadas por una mayor autonomía.
«Aparte de lo que hacemos en las zonas de mayoría birmana, esperamos también programas y proyectos similares en las regiones» de las minorías étnicas, dijo Suu Kyi, quien también pidió la liberación de todos los prisioneros políticos y que «nadie más sea detenido por expresar su opinión».
Levantar las sanciones
En el encuentro Suu Kyi y Clinton no discutieron el eventual levantamiento de las sanciones económicas a Birmania, a pesar de que la aprobación de la líder opositora es importante.
No obstante, la dirigente birmana saludó el gesto de Clinton de apoyar las reformas, e incluso, si los progresos se mantienen el nombramiento de un embajador estadounidense en el país.
Al fin de la visita, Clinton anunció un paquete de ayuda por 1,2 millones de dólares (unos 890.000 euros) en favor de la sociedad civil, para fomentar el microcrédito y la atención médica, y para auxiliar a las víctimas de accidentes en minas.
Sin embargo, la secretaria de Estado insistió en que el gobierno birmano deberá hacer más para que Estados Unidos cancele las sanciones económicas. «A cada acción (del gobierno birmano) responderemos con una acción, y si hay progresos suficientes, evidentemente podremos analizar el levantamiento de las sanciones. (…) Pero como ya lo he dicho, estamos apenas en el inicio del diálogo», afirmó.