Alex Salmond llevaba, hasta este viernes, cerca de veinte años dedicados a la política dentro del Frente Nacional Escocés, si bien se unió a sus filas en 1990 y alcanzó el rango de jefe del partido. Su rostro es uno de los que más titulares ha acaparado en la prensa internacional, es el hombre que ha sentado las bases para un posible cambio en la política del Reino Unido, el hombre que ha conseguido plantear una sencilla pregunta: ¿Cree usted que Escocia debería ser independiente?
El ministro principal de Escocia ha hecho historia en Reino Unido y probablemente en el mundo. Pero los resultados quizá no fueran los que él esperaba, este viernes se conocía la noticia de que las votaciones arrojaban un 55,3% para el rotundo «no» y un 44,7% para el «sí». Ante este hecho Salmond ha anunciado su dimisión esta mañana. En una rueda de prensa, Salmond explicó que Escocia se beneficiará «de un nuevo liderazgo» en la nueva fase de negociación con Londres para lograr más autonomía.
«Para mí, mi tiempo como líder casi ha terminado pero para Escocia la campaña continúa y el sueño nunca morirá», aseveró. Pese ha estas declaraciones otros diarios apuntaban a que sus declaraciones indicaban que el debate escocés se había acabado para toda una generación.
El veterano político, que gobierna en mayoría en Escocia desde 2011, dijo que dejará el cargo en el congreso anual de su partido, que se celebrará del 13 al 15 de noviembre, cuando se elegirá a su sucesor o sucesora.
Salmond (59 años) ha sido el artífice de la metamorfosis que transformó al Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) de una formación marginal, sin perspectivas factibles de acceder a las instituciones, en un engrasada maquinaria capaz de obtener una inédita mayoría absoluta para el nacionalismo en el Parlamento de Edimburgo.
En los casi dos años de campaña transcurridos, Salmond confirmó su pericia como estratega con un dominio de los tiempos en política que permitió a Yes Scotland (Sí Escocia) esquivar los reveses que la falta de certidumbre en cuestiones fundamentales como la moneda, o la continuidad en la Unión Europea, suponía para las opciones de la independencia.
Tácticas negociadoras en plena crisis financiera
Sus tácticas negociadoras supieron incluso hacer de la necesidad virtud. Cameron autorizó el plebiscito en plena crisis financiera global, consciente de la disuasión de saltar al vacío entre un electorado necesitado de concreción. Tan convencido estaba de su jugada que permitió incluso a Salmond escoger la fecha, una decisión que lamentaría con el tiempo.
Pese a su derrota Salmond se ha sentido profundamente emocionado por llevar a un partido de 90 años de recorrido hasta la misma historia. Salmond aseguraba que para él, había sido un placer llevar a cabo esta empresa, en los últimos siete años en los que ha sido ministro principal en Escocia, pero «mi tiempo ha llegado».
Líder carismático, el mismísimo David Cameron ha tenido palabras de elogio hacia él, «Alex es un político de enorme talento y pasión», ha dicho Cameron, después de que Salmond anunciase que en noviembre abandonará la Jefatura del Gobierno en Escocia. A pesar de que Cameron ha reconocido que discrepa «profundamente» con la idea territorial de Salmond, el ‘premier’ británico ha apuntado que ha sido un «ministro principal eficaz» y siempre ha sabido defender sus intereses, según ‘The Guardian’. «Respeto y admiro su enorme contribución a la vida política y pública», ha apostillado.
Por su parte, el líder de la campaña Better Together (Mejor Juntos), el exministro Alistair Darling, también ha resaltado que Salmond es una «formidable figura política», capaz de «transformar» su formación en un partido de Gobierno y de lograr la convocatoria de la consulta.
«Hoy, ha aceptado el veredicto de Escocia, reconociendo que corresponde a otros miembros de su partido seguir con el SNP», ha añadido. Darling ha dicho que Salmond puede «mirar atrás con orgullo».
Un producto nacional escocés
Nacido en el último día de 1954 en un barrio de clase obrera de Linlithgow, cerca de Edimburgo, Alexander Elliot Anderson Salmond es un producto local puro, como demuestran su acento y su licenciatura, en economía e historia medieval de la prestigiosa Universidad de Saint Andrews.
Su suerte cambió en 1990, cuando este diputado por Banff y Buchan tomó las riendas del Partido Nacional Escocés (SNP), entonces marginal. Lo convirtió en centrista, cuatro años antes de que Tony Blair hiciera de «la máquina laborista de perder» el glamuroso «New Labour».
David Torrance, autor de «Salmond: Against the Odds» (Salmond, contra todo pronóstico), establecía un paralelismo entre los dos escoceses, dos hombres más pragmáticos que dogmáticos. Para ellos, «lo que importa es lo que funciona.»