Regreso cinco años después a la Selección Española de una manera que jamás hubiera imaginado. Ni en el mejor de sus sueños podía imaginar Roberto Soldado que el ‘examen’ le iba a salir tan redondo. Y todo eso gracias a su padre Antonio, que hace muchos años quiso que su hijo cumpliera el sueño que al él no le dejaron realizar…
Antonio, el padre de Soldado, también era futbolista y tenía los mismos sueños que su hijo. Destacaba en el Foios, un modesto equipo de Valencia, y un buen día llamaron a su puerta para dar el salto a un fútbol más profesional. Fue el Alcoyano, hoy en Segunda División, el que se dirigió a él para ofrecerle lo que en aquella época suponía una gran oportunidad.
Antonio, también delantero y con 19 se encontraba ante una ocasión única para intentar ganarse la vida, pero su padre, el abuelo del Roberto, no le permitió dejar el hogar para emprender una aventura en solitario. En aquella época, volar en solitario siendo joven no era tan habitual como ahora y el progenitor del atacante valencianista se quedó sin saber si hubiera podido llegar algún día a la élite.
El padre del delantero internacional nunca llegó a saber lo que es el fútbol de elite. Jugó en el Ceutí al tener que hacer la mili en Ceuta, y luego siguió su carrera de futbolista en modestos clubes valencianos como el Acero o el Saguntino. El Alcoyano pudo dar un giro a su vida, pero la decisión de su padre le impidió saber si se hubiera podido ganar la vida con un balón.
En el verano del año 2000, la historia se repitió, pero con una nueva generación por medio. A Del Bosque, mandamás de la cantera del Real Madrid, le habían hablado de un delantero que jugaba en el Don Bosco, un modesto equipo valenciano. Roberto Soldado tenía 14 años y se le presentaba la gran oportunidad de su vida, jugar en el Real Madrid.
Se repetía la historia muchos años después y los padres de Roberto debían tomar una difícil decisión. Sólo era un niño y hubo debate. La madre no era partidaria de dejar marchar al pequeño, pero intervino su padre recordando lo que le había sucedido. “No quiero hacer con mi hijo lo que mi padre hizo conmigo”. Antonio recordó que su sueño quedó truncado y no quiso hacer lo mismo con Roberto.
No se sabe qué hubiera pasado con Soldado si no llega a intervenir su padre para dejarle volar. Seguramente, a la vista de su talento, tarde o temprano habría irrumpido en el fútbol profesional, pero lo que es cierto es que aquella decisión de Antonio marcó para siempre el destino del delantero de la Selección Española.