Las fuerzas de seguridad que patrullan las calles de Bélgica van a cambiar su estrategia para protegerse de posibles ataques. La decisión implica desplazarse con más frecuencia y cambiar las rutas que suelen realizar, según ha informado el comandante de las fuerzas terrestres belgas.
«Los altos cargos de las fuerzas de seguridad están revisando sus labores, minimizando el tiempo que las tropas se quedan quietas en el mismo lugar», ha dicho el general Marc Thys en una entrevista a Reuters. Thys ha justificado estos cambios basándose en que «los agentes uniformados se han convertido en un objetivo de los grupos armados en Europa» y ha explicado que «es mucho más fácil disparar a un objetivo fijo que a uno móvil».
«Todo el que lleve uniforme atrae a aquellas personas que quieran hacer algo malo», ha dicho Thys. «Estamos entrenados para enfrentarlo, sabemos cómo reaccionar, por lo que probablemente sea mejor que ataquen a un soldado que a un civil», ha añadido el comandante.
Thys, que asumió el cargo este año, ha tenido que revisar el presupuesto que se destina a seguridad nacional y a las misiones internacionales en Afganistán, Malí y el este de Europa. En Bélgica se ha ampliado en varias ocasiones el plan de seguridad nacional, manteniendo a 1.200 soldados en las calles de las ciudades principales del país, que se encuentra bajo el nivel dos de amenaza.
Lo que parecía que iba a ser una medida temporal ya cumple su tercer año. Thys ha añadido que el Ejército estaba planeando que la »Operación del Guardia Vigilante» se extendiese hasta 2020. «Confeccionamos el plan poniéndonos en lo peor», ha manifestado. «La amenaza no va a desaparecer así como así, eso seguro», ha afirmado.
Las fuerzas de seguridad de Bélgica, Francia y Reino Unido han sido víctimas de múltiples ataques desde que se desplegaron en las calles de estos países tras los ataques islamistas en París en 2015. El pasado viernes, varios soldados que patrullaban las calles del centro de Bruselas tuvieron que disparar a un hombre que se les acercó con un cuchillo, mientras gritaba «Allahu Akbar» («Alá es grande»), tratándose del segundo ataque de este tipo que acontece este verano en el país.