Más frecuentes e intensas. Así serán las sequías para las que Galicia se tendrá que preparar y que han pagado hasta ahora los sectores agrícolas y ganadores generando importantes pérdidas económicas.
Francisco Infante, delegado de la Agencia Estatal de Metereología en Galicia, advierte de las consecuencias que el cambio climático tendrá en la región. «Se van a producir con más frecuencia o van a ser más intensas durante los próximos decenios», según las proyecciones climáticas que se están confirmando.
Reducir las emisiones gases efecto invernadero y apostar por un desarrollo más sostenible, con menos deforestación y adaptación son algunas de las medidas necesarias para reducir los daños que produce el cambio climático.
Prepararse contra la sequía
Este mes de diciembre, Galicia tiene sus reservas hídricas en los embalses por debajo de lo normal (en torno a un 20 por ciento menos). La falta de precipitaciones, con un déficit cercano al 50 por ciento en lo que va de año, son las causas, según Infante.
Para anticiparse a estos factores, Francisco Marín, presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, afirma que el objetivo es «reducir el impacto de estos fenómenos meteorológicos extremos para el medioambiente, la economía y la población». Para ello sería necesario mejorar los planes especiales de sequía y los planes de riesgo de inundación.
Pese a los datos negativos registrados durante el presente año, Marín asegura que el abastecimiento de agua en la población está cubierto, incluso aunque la situación se mantuviera.
Roberto Rodríguez, director de Augas de Galicia y responsable de la demarcación Galicia-Costa, sostiene lo mismo. Rodríguez considera que hay que adaptarse al futuro ya que «va a llover de forma distinta, con la lluvia concentrada en menos tiempo».
Dos estrategias
Para enfrentar la situación, se plantean dos estrategias; una a corto plazo (en la que participan los ayuntamientos) y otra a largo. Ante esa situación se plantean dos estrategias, una a corto plazo con la que trabaja junto a los ayuntamientos, que tienen la competencia del abastecimiento, y otra a largo plazo frente al cambio climático.
El secretario general del sindicato CIG, Paulo Carril, advierte de las consecuencias negativas que para la economía tendrá la sequía, tanto en el sector agrario como en los bancos marisqueros.
«Un desarrollo económico industrial ligado a un desarrollo sostenible y respetuoso con los recursos naturales», propone Paulo Carril, para lo que se necesita «voluntad política», sostiene.
José Ramón González, responsable de agricultura en Unións Agrarias, recuerda que los daños por la sequía son irreparables. El sector ganadero ha tenido pérdidas de unos diez millones de euros en verano solo con la alimentación de las vacas. «La única manera de paliar estos daños es con ayudas directas», que pueden ser de hasta 15.000 euros por explotación.
Turismo y sequía
Las consecuencias más inmediatas de la falta de precipitaciones se notan en el turismo. La Estación de Montaña Oca Manzaneda, la única estación de esquí de la comunidad, redujo la pasada temporada a 38 días (la mitad de lo habitual), según Gustavo Sanmartín, director de la estación.
Este año todavía no ha abierto, aunque está preparada para hacerlo en cualquier momento, por lo que espera concluir su proyecto de innovación artificial para el curso próximo, aunque ya avanza que en su previsión más optimista calcula una facturación de 1,5 millones de euros, frente a los dos millones de un buen año.