El 17 de diciembre de 1963 aun está en la mente de los vecinos de Calamocha. Ese día su pueblo registró la temperatura más baja de la historia de España, 30 grados bajo cero. Este martes se van a cumplir 50 años de ese hito histórico. Tanto aquel récord como los otros grandes episodios de frío que se producen de forma periódica han hecho que el triángulo geográfico Teruel-Calamocha-Molina de Aragón sea considerado el Polo del Frío español.
En el ranking le sigue Molina de Aragón, esta localidad de Guadalajara registró 28,2 grados bajo cero el 28 de enero de 1952. Y el tercer puesto de la lista lo tiene Reinosa con 24,6 grados bajo cero del 4 de enero de 1971. Según revela el libro de Vicente Aupí, ’El Triangulo de Hielo’, las bajísimas temperaturas se debieron al enfriamiento sobre el suelo nevado de la serena madrugada de aquel día, con el cielo despejado que provocaron este escenario.
En el libro, el autor cuenta varias historias de aquel martes de 1963. Manuel Villamón García era una de las personas que estaba de guardia en el observatorio meteorológico de Calamocha aquel día. Explica que cuando fueron a salir a la calle a hacer la medición se dieron cuenta que la puerta, que era de hierro, estaba congelada, tuvieron que recurrir a un soplete para abrirla.
’El Triangulo de Hielo’, fruto de décadas de estudios, supone la mayor recopilación de datos climáticos sobre el triángulo que forma Teruel con Calamocha y Molina de Aragón y su entorno inmediato hasta Daroca, incluyendo documentos históricos de los siglos XIX y XX, así como una valiosa colección de fotografías entre las que figuran tanto las de acontecimientos atmosféricos recientes como las de grandes temporales que dejaron huella a mediados del siglo XX.
La obra cuenta también con numerosos testimonios de los observadores que se encargan de esta labor actualmente en diferentes puntos del Polo del Frío, y también de quienes lo hicieron en los crudos inviernos de los años 50 y 60 del siglo XX.
Además de los -30 ºC de Calamocha-Fuentes Claras en 1963, Molina de Aragón y Monreal del Campo han registrado en varias ocasiones temperaturas de -28 ºC y en Teruel y otras poblaciones del triángulo se han producido numerosos episodios con registros inferiores a los -20 ºC desde el siglo XIX hasta la actualidad.
Pese a ello, una de las claves de la obra son los datos que atestiguan la paradoja de que los grandes hielos episódicos no han sido óbice para que el clima de la zona estudiada pueda considerarse saludable y muestre un comportamiento habitual mucho más benigno.