Pese a la fiebre, el músico Eme Navarro ha madrugado para acudir al registro del Ministerio Cultura y presentar las primeras 200 denuncias contra webs que enlazan a un contenido protegido por derecho de autor: su propia canción. Pero estas demandas tienen ‘trampa’.
Navarro, miembro de la Sociedad General de Autores (SGAE), compuso el tema, porque se lo pidieron muchos de los internautas que después la han pirateado. El objetivo de la canción era demostrar que la ley Sinde, que hoy ha entrado en vigor, es “peligrosa” porque contenta a la industria, pero «no protege al autor».
Las 200 webs que ha denunciado Eme Navarro se inculparon cuando se aprobó el Reglamento que desarrolla la ley Sinde. Después, incorporaron en sus páginas la canción del guitarrista, ‘Nobodoys death’, que se grabó en una casa. Entre las páginas denunciadas, hay enlaces del Partido Pirata y de Google. La canción se puede enlazar a través de la web wertdeenlaces.net.
Este guitarrista, integrante de la banda ‘Blue Identity’, argumenta que como internet funciona a base de páginas de enlace, cuando se interrumpen los servicios de una web, surgen después otras. Pero el problema, subraya, no es ese. “Cerrar un enlace no protege al creador, sino al titular del producto, a la industria. Es más, mi libertad de creación se ve limitada cuando se bloquean webs”. El músico pide una nueva Ley de Propiedad Intelectual en la que “el artista controle lo que se hace con su obra”.
“La ley Sinde supone la privatización de los contenidos, de manera que el producto se hace en función de lo que se paga. Es un error. Yo defiendo un modelo sostenible en el que el artista logre los beneficios de la obra por su difusión por Internet”, explica Navarro, que empezó en los 80 en la batería de un grupo alternativo.
Tras un parón en los 90, este madrileño retomó la actividad musical en el año 2000 gracias, dice, a Internet y a sus “posibilidades enormes de explotación” que le permiten darse a conocer y “dar conciertos en Estados Unidos”.
Eme Navarro está seguro de que con sus denuncias ha demostrado “la incongruencia de la ley” que deja al autor “vendido” y pone puertas al campo de la creación.