Una vida que ha dejado huella. En el día del funeral de Miguel Pajares, sacerdote fallecido por Ébola, sus amigos y familiares recordaban al religioso con un gran sentimiento de agradecimiento. Pero su vida no sólo dejó huella entre aquellos cercanos a él. También quisieron rendir homenaje a su vida personas que no lo conocían, pero a las que había llegado su mensaje. «Creo que somos la mayoría que estamos aquí los que no lo conocíamos», aseguraba una asistenta al funeral, «porque había estado tantos años en África. Pero quería venir al conocer su vida, su labor».
El padre Ángel también ha estado presente en la ceremonia, y ha comentado que, aunque no conocía a Pajares, su vida «ha merecido la pena»; ha añadido que el problema del ébola y otros continúan en África, lo que «nos tiene que seguir doliendo mucho».
Una idea que corroboraba otra asistente al funeral, Ascensión Antón, «yo lo he conocido ahora, desde que surgiera el tema Ébola. Cuando dijeron que iba a haber un funeral, me he venido», explicaba Ascensión, «el testimonio que nos ha dado es algo excepcional, ojalá todos sigamos su ejemplo. Creo que nos ha sensibilizado mucho ver que entregó su vida, ha servido para darnos cuenta de muchas costas».
Compañeros de la Orden de Pajares y de otras congregaciones como la de las Esclavas del Sagrado Corazón que le conocieron en su pueblo de La Iglesuela (Toledo), en Salamanca, León, Madrid o en África le han calificado de «persona excelente y entregada a Dios y a los demás» y han comentado que les había parecido bien su repatriación.
Una «benefactora» de la Orden -la azafata Mayte Fierro-, ha comentado visiblemente emocionada que ha colaborado con Pajares en Liberia y que la última vez que le vio fue el pasado mes de marzo; «era sencillo, humilde, alegre, entregado», ha enfatizado.
Piden una plaza en nombre de Pajares en su pueblo natal
Familiares del sacerdote español Miguel Pajares fallecido este martes a consecuencia del virus del ébola y vecinos de La Iglesuela, su localidad natal, han expresado este miércoles su sentimiento de «tristeza y dolor», al tiempo que han pedido al Ayuntamiento que le dedique «una calle o una plaza» por su labor humanitaria.
En declaraciones a Europa Press, dos de sus primos que residen en esta localidad toledana y no habían podido acudir al funeral que se ha celebrado esta mañana en Madrid han señalado que La Iglesuela debería de tener un gesto hacia el religioso en agradecimiento a su «dedicación» y «generosidad» hacia los más desfavorecidos.
En este sentido, han destacado que Pajares «siempre» había dedicado su vida «a los más pobres» y han recordado de él su «sonrisa» y las «buenas palabras» que tenía hacia los demás. Asimismo, otra prima del sacerdote ha ensalzado su labor humanitaria y ha apuntado que, una vez ocurrida esta «triste noticia», sólo se le puede recordar por sus buenas acciones.
El Ayuntamiento de La Iglesuela ha decretado tres días de luto en la localidad y las banderas del Consistorio ondearán a media asta, hasta entonces cuando en la Iglesia de la localidad se celebrará una misa en su honor.