Se abre la veda de la caza de perdiz roja en ojeo en la Comunidad de Madrid. Cada vez más extranjeros eligen Madrid para disfrutar de la caza. Unos prefieren la caza mayor, donde su exponente máximo es el macho montés (Spanish ibex), cada vez más cotizado especialmente por rusos y norteamericanos. Otros se decantan por la caza menor, donde las cacerías de perdiz roja en ojeo son las más demandadas y preferidas sobre todo por ingleses y franceses.
Carlos Merello, organizador y guía de caza de la empresa Great Spanish Hunts, asegura que, por ejemplo, se puede estar cazando un macho montés totalmente salvaje en la montaña en la espectacular sierra de Gredos durante el día, o disfrutando de una buena montería de venados y jabalíes en una de las múltiples fincas que gestiona; y cenar en uno de los magníficos restaurantes de Madrid por la noche. Plan que cada vez demandan más los clientes alternando así una autentica experiencia de caza, con un viaje de turismo y disfrute de la capital. Motivo por el cual es cada vez más común que los cazadores vengan a España acompañados de sus mujeres y en otros casos incluso de sus familias.
El clima, factor clave
A los cazadores extranjeros les atrae el magnífico clima español, la seguridad de nuestro país, nuestras costumbres y tradiciones, y además les favorece la duración de nuestra temporada de caza que se prolonga hasta el mes de abril cuando a ellos se les acaba en enero.
En la Comunidad de Madrid se encuentran las mejores fincas para la caza de la perdiz roja en ojeo. Ignacio de Navasqües, socio de Great Spanish Hunts, la compañía más grande de caza no solo de España si no de Europa (organizan cacerías en 35 países distintos) dice que además del clima y la época de caza, los extranjeros son atraídos por la calidad de los servicios de alojamiento y gastronomía que son de máximo nivel.
La caza, un sector económico en auge
La caza es un fenómeno social y un sector económico en auge. Este sector genera alrededor de 350.000 empleos directos e indirectos (cada día de caza se da trabajo en torno a 60 personas, entre secretarios, ojeadores…). El sector de la caza genera ingresos para los alojamientos hoteleros y establecimientos de restauración que albergan a los cazadores, para las comunidades autónomas debido al cobro de las licencias de caza, a los municipios por el arrendamiento de cotos, las empresas de armería, los taxidermistas y los veterinarios entre otros.
Los cazadores extranjeros son muy exigentes y saben dónde encontrar las mejores y más difíciles perdices en España. Uno de estos lugares es la finca La Flamenca, que con sus 3000 hectáreas es la finca más conocida y grande de Madrid, no en vano el rey Alfonso XIII ya cazaba perdices en ojeo en la famosa finca de Aranjuez.
Javier Corsini, gestor de fincas de perdices salvajes y de La Flamenca desde hace ya 32 años, nos afirma que además de la magnífica genética y la buena alimentación, las perdices rojas deben vivir en el campo en total libertad por lo menos durante 4 meses antes de su caza, para que su bravura y fuerza sean casi similares a la de las perdices salvajes.
Con todo esto no nos sorprende que la caza en España y sobretodo en Madrid sea cada vez más un referente a nivel mundial y uno de los principales destinos para miles de cazadores de todo el mundo.
En La Flamenca, situada en Aranjuez y, sin duda, la preferida por grandes empresarios y nobles de este país para practicar el ojeo de perdiz roja, lo saben bien.
Con una extensión de 3.000 hectáreas, es la finca privada más grande de Madrid. Su terreno ondulado la convierte en inmejorable para la cría de la perdiz roja. Desde hace más de 35 años Great Spanish Hunts gestiona este lugar con un equipo de más de 10 profesionales que se encargan de que todo esté a punto para los amantes de esta actividad. Y tienen a gala acoger cada año cerca de 40 tipos de ojeos de perdiz diferentes. Famosas, además, por su bravura.
Por algo ya el rey Alfonso XIII acudía con frecuencia a cazar allí, tradición que ha sido continuada hasta el día de hoy por sus descendientes.
En La Flamenca, la línea de escopetas se compone de grupos entre 4 y 12 cazadores. Normalmente cada día de caza dan 4 ojeos, y aunque no se exige un mínimo por día, el resultado es de alrededor de 1000 perdices.
Tras la finalización del último ojeo se regresa a la casa donde se organiza el “tableau” con las perdices cobradas, se celebra el resultado y se intercambian fotografías y anécdotas del día. Todo lo que hace inolvidable un día de caza, pero con el sabor de La Flamenca. Que es el sabor de la historia.